viernes, 20 de mayo de 2011
PRIMO DE RIVERA
Primo de Rivera y Orbaneja, Miguel (1870-1930), militar y político español, jefe del gobierno y presidente del Directorio (dictador, 1923-1930). Nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz), de familia de tradición militar. Casado con Casilda Saénz de Heredia, tuvo seis hijos, entre los cuales el mayor era José Antonio, fundador de Falange Española.
El expediente Picasso, abierto para depurar responsabilidades por el desastre de Annual, así como el pendiente rescate de los prisioneros en manos de Abd-el-Krim creó un clima de gran malestar dentro del Ejército. En otro plano, una serie de actos terroristas sonados, como los asesinatos del presidente del gobierno Eduardo Dato (1921), o del cardenal de Zaragoza, Soldevilla (1923), acentuaron el deterioro social en medio de una situación económica cambiante (fin de la I Guerra Mundial).
Mientras, el gobierno de Manuel García Prieto, por su parte, no conseguía controlar la situación.
Nombrado jefe de gobierno, formó un Directorio Militar con personas de escaso relieve. En aras del control social sacrificó el sistema democrático mediante el uso de la censura de prensa, la persecución política o el cierre del Parlamento. Otro acto destacado de estos años (1923-1925) fue el desembarco de Alhucemas (1925).
Apoyado por parte del Ejército y por elementos de extrema derecha, Primo de Rivera intentó construir un régimen que sustituyera al caduco parlamentarismo que había tenido lugar durante la Restauración. Una Asamblea, constituida orgánicamente, debería ser la encargada de redactar una nueva constitución así como de aprobar otra serie de leyes fundamentales: Estatuto Municipal, Provincial, etc. Pero dicha Asamblea fracasó estrepitosamente.
Para dar cobertura al régimen, se creó desde arriba un partido, la Unión Patriótica Española (UPE). La idea de Primo era que la UPE funcionara como partido conservador; mientras los socialistas, reconvertidos en laboristas, servirían de alternancia. Fórmula que no llegó sin embargo a aplicarse.
En el campo hacendístico y de obras públicas es dónde el régimen consiguió sus mejores bazas. Calvo Sotelo logró aliviar la deuda pública y monopolizó algún sector clave: petróleo (Campsa). En obras públicas, al calor de la bonanza económica, se ampliaron y mejoraron carreteras, puertos y regadíos. Estas reformas fueron, sin embargo, truncadas en sus expectativas con el estallido del crash bursátil de Wall Street en 1929.
La oposición a la dictadura provenía de diferentes frentes: intelectuales (Miguel de Unamuno, Valle-Inclán, etc.), estudiantes, políticos, sindicalistas y militares, especialmente artilleros. Ante la creciente oposición y la falta de apoyo de sus propios compañeros armas, Primo de Rivera presentó al rey Alfonso XIII su renuncia el 28 de enero de 1930, dejando tras de sí todo un cúmulo de problemas: nacionalismo, obrerismo, crisis económica e incluso la misma viabilidad del sistema monárquico. Murió el 17 de marzo de 1930 en París.
Carrera militar
En 1922 se le encargó la difícil capitanía militar de Barcelona, donde se encontró con un clima social y político muy enrarecido, proveniente de la hostilidad del catalanismo más radicalizado, del gran descontento social y del deterioro del orden público con pistolerismo incluido. Su política de firmeza le valió el apoyo del catalanismo conservador de la Lliga Regionalista.El expediente Picasso, abierto para depurar responsabilidades por el desastre de Annual, así como el pendiente rescate de los prisioneros en manos de Abd-el-Krim creó un clima de gran malestar dentro del Ejército. En otro plano, una serie de actos terroristas sonados, como los asesinatos del presidente del gobierno Eduardo Dato (1921), o del cardenal de Zaragoza, Soldevilla (1923), acentuaron el deterioro social en medio de una situación económica cambiante (fin de la I Guerra Mundial).
Mientras, el gobierno de Manuel García Prieto, por su parte, no conseguía controlar la situación.
La dictadura
El periodo en que Primo de Rivera ejerció el poder en España ha quedado dividido por la historiografía en dos etapas muy bien definidas.El Directorio Militar
El 13 de septiembre de 1923 Primo de Rivera, tras la consulta al resto de los capitanes generales y con el visto bueno del propio rey Alfonso XIII, proclamó la dictadura, un régimen que partía de una gran improvisación doctrinal, como se trasluce del simplista y negativo manifiesto justificador.Nombrado jefe de gobierno, formó un Directorio Militar con personas de escaso relieve. En aras del control social sacrificó el sistema democrático mediante el uso de la censura de prensa, la persecución política o el cierre del Parlamento. Otro acto destacado de estos años (1923-1925) fue el desembarco de Alhucemas (1925).
El Directorio Civil
Tras los éxitos militares en Marruecos, Primo de Rivera, en lugar de retirarse, se perpetuó a través de un Directorio Civil instituido el 3 de diciembre de 1925, de entre cuyos miembros destacaban Martínez Anido (Gobernación), José Calvo Sotelo (Hacienda), Eduardo Aunós (Trabajo) y el conde de Guadalhorce (Fomento).Apoyado por parte del Ejército y por elementos de extrema derecha, Primo de Rivera intentó construir un régimen que sustituyera al caduco parlamentarismo que había tenido lugar durante la Restauración. Una Asamblea, constituida orgánicamente, debería ser la encargada de redactar una nueva constitución así como de aprobar otra serie de leyes fundamentales: Estatuto Municipal, Provincial, etc. Pero dicha Asamblea fracasó estrepitosamente.
Para dar cobertura al régimen, se creó desde arriba un partido, la Unión Patriótica Española (UPE). La idea de Primo era que la UPE funcionara como partido conservador; mientras los socialistas, reconvertidos en laboristas, servirían de alternancia. Fórmula que no llegó sin embargo a aplicarse.
En el campo hacendístico y de obras públicas es dónde el régimen consiguió sus mejores bazas. Calvo Sotelo logró aliviar la deuda pública y monopolizó algún sector clave: petróleo (Campsa). En obras públicas, al calor de la bonanza económica, se ampliaron y mejoraron carreteras, puertos y regadíos. Estas reformas fueron, sin embargo, truncadas en sus expectativas con el estallido del crash bursátil de Wall Street en 1929.
La oposición a la dictadura provenía de diferentes frentes: intelectuales (Miguel de Unamuno, Valle-Inclán, etc.), estudiantes, políticos, sindicalistas y militares, especialmente artilleros. Ante la creciente oposición y la falta de apoyo de sus propios compañeros armas, Primo de Rivera presentó al rey Alfonso XIII su renuncia el 28 de enero de 1930, dejando tras de sí todo un cúmulo de problemas: nacionalismo, obrerismo, crisis económica e incluso la misma viabilidad del sistema monárquico. Murió el 17 de marzo de 1930 en París.
SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
La Semana Tr�gica de Barcelona es el periodo comprendido entre el 25 de julio y el 1 de agosto de 1909. En Barcelona estall� una revoluci�n y sus calles quedaron en manos de los revolucionarios socialistas, radicales y anarquistas, las consecuencias afectaron gravemente a las personas y las cosas. Hubo duras repercusiones en el cintur�n de Barcelona y espor�dicas en otras provincias.
Levantamiento de barricadas en Barcelona.
Las barricadas en las calle de Barcelona, ha empezado la revoluci�n. Parece que el chispazo que encendi� la mecha fue el anuncio realizado por el gobierno de Maura el 11 de julio de 1909 para que los reservistas se incorporaran al servicio activo en Marruecos. El motivo era defender las instalaciones industriales de empresas espa�ola que estaban siendo atacadas tribus rife�as , asegurando de esta manera el abastecimiento de los minerales de hierro a sus factor�as.
Las tropas rifeñas habían atacado a los trabajadores que construían el ferrocarril minero en la zona de Beni-Fru-Ifrur a las puertas de Melilla. Los combates causaron serias bajas entre las tropas españolas. Importantes son los números de muertos en el Barranco del Infierno, el Barranco del Lobo y el Monte Gurugú, bastión rebelde que domina la ciudad de Melilla , por lo que se requierían urgentes refuerzos que atiende el Gobierno de Maura decretando el envío de varios Batallones de guarnición en Barcelona que comienzan a embarcar en su puerto el 11 de Julio.
Los tres protagonistas: Ferrer (anarquista), Pablo Iglesias (UGT) y Alejandro Lerroux ( P.Radical) Todo comenz� en el puerto de Barcelona, donde se vivieron escenas dram�ticas de despedida de los reservistas en el momento del embarque para Marruecos. Los reservistas eran trabajadores y en su mayor�a padres de familia que al no poder pagar los 6000 reales requeridos para librarse de la llamada a filas, ten�an que abandonar a sus familias y correr el riesgo de morir en combate contra los moros. El hecho es utilizado por los agitadores anarquistas y activistas socialistas. Los grupos revolucionarios se presentaron en el puerto para exaltar a la multitud contra los embarques intentando evitarlos. A partir de entonces y debido a la lógica intervención de la fuerza pública para contenerlos, comienzan los disturbios que se extienden rápidamente por la ciudad, obligando al Gobierno a decretar el “estado de guerra” y reforzar a la Policía con la Guardia Civil.
Numeras iglesias y conventos fueron incendiados, en la imagen se aprecian 6 columnas de humos EL 18 de julio ( abr�a que recopilar los hechos relevantes ocurridos en la historia de Espa�a los 18 de julios ) , Pablo Iglesias propuso en un mitin una huelga general contra la guerra y a favor de la paz, con todas sus consecuencias. La situaci�n empeor� el 21 de julio, cuando los socialistas catalanes exigieron a la secretar�a general de Madrid de su partido proclamara la huelga general en toda Espa�a.
El 24 de julio, anarquistas de Barcelona, formaron un Comit� de huelga, recorrieron la ciudad reuniendo dinero para el fondo de resistencia. Finalmente el comit� de huelga estuvo formado por los republicanos radicales (Leroux), los socialistas junto con la UGT y los anarquista de Solidaridad Obrera. El objetivo , la huelga general revolucionaria.
La quema de conventos e iglesias Los cuarteles de la Guardia Civil y las comisar�as de polic�a , fueron atacados por los revolucionarios, mientras que los cuarteles militares pasaban inicialmente desapercibidos. Las l�neas del tren fueron dinamitada, y Barcelona qued� aislada por un tiempo, para los dos bandos.
Los revolucionarios toman las calles de Barcelona El martes 27 de julio la violencia revolucionaria se dirigi� contra la iglesia cat�lica , desencaden�ndose la persecuci�n religiosa que dur� hasta el fin de la misma sublevaci�n. Fueron incendiadas 12 iglesias parroquiales y 52 conventos con sus respectivos templos. Desaparecieron innumerables obras de arte y valios�simas bibliotecas. Se profanaron los cementerios de las religiosas, y despu�s de exhumar los cuerpos, los depositaron en las aceras de la v�a p�blica. Las escenas eran dantescas, se llega incluso �en un loco carnaval�, a bailar abrazados a las momias de las monjas del convento de la Jer�nimas.
Los grupos anarquistas y socialistas en su afan revolucionario , también quemaron colegios regidos por religiosos, bibliotecas y colegios municipales; volcaron tranvías, y en el centro de Barcelona aparecieron numerosas barricadas.
Exhumaci�n de los cad�veres de los conventos
Los depositaron en las aceras de la v�a p�blica El capit�n general logra sofocar la revuelta al terminar el mes de julio mediante columnas mixtas del ej�rcito y la Guardia Civil.
La revoluci�n en Barcelona finaliz� el s�bado 31 de julio . Al final, la Semana Tr�gica dej� un balance de 75 civiles y 8 militares muertos, adem�s de cientos de heridos y numerosos destrozos en la ciudad .El n�mero de sacerdotes asesinados por la c�lera fue de 3 y una gran n�mero de religiosos heridos.
Salida del entierro de los fallecidos durante la revuelta
Francisco Ferrer y Guardia es detenido
Alrededor de 450 personas fueron juzgadas y condenadas , 17 fueron condenados a muerte, aunque s�lo se ejecutaron a 5, uno de los ejecutados fue Francisco Ferrer y Guardia. Ferrer era un aut�ntico anarquista revolucionario, que ten�a la esperanza de que la huelga general se convirtiera en una revoluci�n. En la madrugada del 13 de octubre de 1909, Ferrer fue fusilado en el castillo de Monjuich.
Juicio de Francisco Ferrer y Guardia
Francisco Ferrer y Guardia en el banquillo
Fusilamiento de Ferrer en el Castillo de Monjuich Despu�s vino la traici�n de Alfonso XIII a Maura. El rey cede al chantaje del Bloque de izquierdas al r�gimen y el 21 de octubre de 1909, Maura acude solo al palacio del rey y sin dejar decir una palabra, Alfonso XIII le admite una renuncia que Maura no le hab�a presentado. Maura coment� a sus ministros a la vuelta de la visita, llegu� a palacio y el rey me dijo � No esperaba yo menos de su patriotismo. Qu� gran servicio presta usted a la monarqu�a� . Antonio Maura confesar�a a sus hijos, � me ha fallado el muelle real�
Alfonso XIII y Maura
Levantamiento de barricadas en Barcelona.
Las barricadas en las calle de Barcelona, ha empezado la revoluci�n. Parece que el chispazo que encendi� la mecha fue el anuncio realizado por el gobierno de Maura el 11 de julio de 1909 para que los reservistas se incorporaran al servicio activo en Marruecos. El motivo era defender las instalaciones industriales de empresas espa�ola que estaban siendo atacadas tribus rife�as , asegurando de esta manera el abastecimiento de los minerales de hierro a sus factor�as.
Las tropas rifeñas habían atacado a los trabajadores que construían el ferrocarril minero en la zona de Beni-Fru-Ifrur a las puertas de Melilla. Los combates causaron serias bajas entre las tropas españolas. Importantes son los números de muertos en el Barranco del Infierno, el Barranco del Lobo y el Monte Gurugú, bastión rebelde que domina la ciudad de Melilla , por lo que se requierían urgentes refuerzos que atiende el Gobierno de Maura decretando el envío de varios Batallones de guarnición en Barcelona que comienzan a embarcar en su puerto el 11 de Julio.
Los tres protagonistas: Ferrer (anarquista), Pablo Iglesias (UGT) y Alejandro Lerroux ( P.Radical) Todo comenz� en el puerto de Barcelona, donde se vivieron escenas dram�ticas de despedida de los reservistas en el momento del embarque para Marruecos. Los reservistas eran trabajadores y en su mayor�a padres de familia que al no poder pagar los 6000 reales requeridos para librarse de la llamada a filas, ten�an que abandonar a sus familias y correr el riesgo de morir en combate contra los moros. El hecho es utilizado por los agitadores anarquistas y activistas socialistas. Los grupos revolucionarios se presentaron en el puerto para exaltar a la multitud contra los embarques intentando evitarlos. A partir de entonces y debido a la lógica intervención de la fuerza pública para contenerlos, comienzan los disturbios que se extienden rápidamente por la ciudad, obligando al Gobierno a decretar el “estado de guerra” y reforzar a la Policía con la Guardia Civil.
Numeras iglesias y conventos fueron incendiados, en la imagen se aprecian 6 columnas de humos EL 18 de julio ( abr�a que recopilar los hechos relevantes ocurridos en la historia de Espa�a los 18 de julios ) , Pablo Iglesias propuso en un mitin una huelga general contra la guerra y a favor de la paz, con todas sus consecuencias. La situaci�n empeor� el 21 de julio, cuando los socialistas catalanes exigieron a la secretar�a general de Madrid de su partido proclamara la huelga general en toda Espa�a.
El 24 de julio, anarquistas de Barcelona, formaron un Comit� de huelga, recorrieron la ciudad reuniendo dinero para el fondo de resistencia. Finalmente el comit� de huelga estuvo formado por los republicanos radicales (Leroux), los socialistas junto con la UGT y los anarquista de Solidaridad Obrera. El objetivo , la huelga general revolucionaria.
La quema de conventos e iglesias Los cuarteles de la Guardia Civil y las comisar�as de polic�a , fueron atacados por los revolucionarios, mientras que los cuarteles militares pasaban inicialmente desapercibidos. Las l�neas del tren fueron dinamitada, y Barcelona qued� aislada por un tiempo, para los dos bandos.
Los revolucionarios toman las calles de Barcelona El martes 27 de julio la violencia revolucionaria se dirigi� contra la iglesia cat�lica , desencaden�ndose la persecuci�n religiosa que dur� hasta el fin de la misma sublevaci�n. Fueron incendiadas 12 iglesias parroquiales y 52 conventos con sus respectivos templos. Desaparecieron innumerables obras de arte y valios�simas bibliotecas. Se profanaron los cementerios de las religiosas, y despu�s de exhumar los cuerpos, los depositaron en las aceras de la v�a p�blica. Las escenas eran dantescas, se llega incluso �en un loco carnaval�, a bailar abrazados a las momias de las monjas del convento de la Jer�nimas.
Los grupos anarquistas y socialistas en su afan revolucionario , también quemaron colegios regidos por religiosos, bibliotecas y colegios municipales; volcaron tranvías, y en el centro de Barcelona aparecieron numerosas barricadas.
Exhumaci�n de los cad�veres de los conventos
Los depositaron en las aceras de la v�a p�blica El capit�n general logra sofocar la revuelta al terminar el mes de julio mediante columnas mixtas del ej�rcito y la Guardia Civil.
La revoluci�n en Barcelona finaliz� el s�bado 31 de julio . Al final, la Semana Tr�gica dej� un balance de 75 civiles y 8 militares muertos, adem�s de cientos de heridos y numerosos destrozos en la ciudad .El n�mero de sacerdotes asesinados por la c�lera fue de 3 y una gran n�mero de religiosos heridos.
Salida del entierro de los fallecidos durante la revuelta
Francisco Ferrer y Guardia es detenido
Alrededor de 450 personas fueron juzgadas y condenadas , 17 fueron condenados a muerte, aunque s�lo se ejecutaron a 5, uno de los ejecutados fue Francisco Ferrer y Guardia. Ferrer era un aut�ntico anarquista revolucionario, que ten�a la esperanza de que la huelga general se convirtiera en una revoluci�n. En la madrugada del 13 de octubre de 1909, Ferrer fue fusilado en el castillo de Monjuich.
Juicio de Francisco Ferrer y Guardia
Francisco Ferrer y Guardia en el banquillo
Fusilamiento de Ferrer en el Castillo de Monjuich Despu�s vino la traici�n de Alfonso XIII a Maura. El rey cede al chantaje del Bloque de izquierdas al r�gimen y el 21 de octubre de 1909, Maura acude solo al palacio del rey y sin dejar decir una palabra, Alfonso XIII le admite una renuncia que Maura no le hab�a presentado. Maura coment� a sus ministros a la vuelta de la visita, llegu� a palacio y el rey me dijo � No esperaba yo menos de su patriotismo. Qu� gran servicio presta usted a la monarqu�a� . Antonio Maura confesar�a a sus hijos, � me ha fallado el muelle real�
Alfonso XIII y Maura
JOSE CANALEJAS
(José Canalejas y Méndez; El Ferrol, 1854 - Madrid, 1912) Político español. Este abogado madrileño se dedicó a la política tras fracasar en las oposiciones a catedrático de universidad. Procedente del Partido Demócrata Progresista, al producirse la Restauración borbónica se incorporó al Partido Liberal de Sagasta. Fue ocupando cargos políticos de importancia creciente: diputado desde 1881, subsecretario de la Presidencia (1883), ministro de Fomento (1888), de Gracia y Justicia (1888-90), de Hacienda (1894-95) y de Agricultura, Industria y Comercio (1902); desde ese último departamento impulsó la creación del Instituto del Trabajo.
A raíz de la Guerra de Cuba (1895-98), que puso fin al dominio colonial español en las Antillas, Canalejas empezó sus ataques contra el líder y fundador del partido, destacándose como cabeza de una corriente izquierdista que defendía ideas democráticas y anticlericales.
En 1910 consiguió unificar transitoriamente las diversas corrientes que pugnaban en el interior del liberalismo, aupándose a la Presidencia del Consejo de Ministros; durante más de dos años y medio impulsó desde el gobierno un programa de reformas: abolió la Contribución de Consumos, estableció el servicio militar obligatorio y limitó la instalación de órdenes religiosas («Ley del candado»).
Visitó Marruecos con el rey Alfonso XIII en 1911 y ordenó la ocupación de Larache, Arcila y Alcazarquivir en respuesta a la ocupación francesa de Fez; las negociaciones que inició con los franceses conducirían, poco después de su muerte, al establecimiento de un protectorado conjunto en Marruecos.
En materia de orden público, hubo de emplear la fuerza para reprimir el intento de sublevación republicana de 1911 (motín del guardacostas Numancia y sucesos de Cullera) y la huelga ferroviaria de 1912. Pero no realizó las esperadas reformas políticas que habían de transformar el régimen liberal en una verdadera democracia, acabando con el caciquismo y el fraude electoral. Fue asesinado por un anarquista cuando miraba el escaparate de una librería en la Puerta del Sol, abriéndose desde entonces una larga pugna por el liderazgo del Partido Liberal.
ANTONIO MAURA
(Antonio Maura y Montaner; Palma de Mallorca, 1853 - Torrelodones, 1925) Político español. Jefe del Partido Conservador y ministro y presidente del Gobierno en diferentes ocasiones durante el reinado de Alfonso XIII, intentó introducir en el sistema de la Restauración una serie de reformas radicales que acabaron por fracasar.
Estudió Derecho en Madrid y en 1878 se casó con la hermana menor de Germán Gamazo, uno de los más destacados políticos del Partido Liberal. Comenzó su carrera política de la mano de su cuñado. En 1881 es elegido diputado por Palma de Mallorca, y se mantiene siempre en la línea gamacista frente a Sagasta. En 1886 es vicepresidente del Congreso y, seis años más tarde, ocupa el cargo de ministro de Ultramar.
Desde su ministerio publicó varios decretos sobre la administración municipal de las Islas Filipinas, y presentó un Proyecto de Ley para el gobierno y administración civil de Cuba y Puerto Rico, en el que se distribuían las competencias entre la administración central de la metrópolis y los respectivos gobiernos insulares. Las polémicas y la gran oposición que suscitó el proyecto provocaron la dimisión de Maura. En 1885 vuelve a formar parte del gabinete de Sagasta, haciéndose cargo de las carteras de Gracia y Justicia.
El denominado "Desastre de 1898" le llevó a adoptar una actitud de censura contra la política de la Restauración. Formuló su doctrina política, basada en lo que denominó "revolución desde arriba", como solución para evitar el desarrollo de un proceso revolucionario. Se hacía imprescindible, según Maura, realizar reformas que se basaran en una radical moralidad, y que se llevaran a cabo por un gobierno que fuese capaz de mantener con energía el principio de autoridad.
Tras la muerte de Gamazo, pasó a liderar el Partido Liberal, hasta 1902, año en que se incorpora al Partido Conservador. Formó parte del Gobierno de Silvela, ocupando la cartera de la Gobernación. Y en 1903 se hizo cargo de la dirección de las elecciones municipales. Su decidida intención de acabar con la corrupción, mediante el ataque a las bases del caciquismo local, provocó una fuerte oposición contra su persona.
Este mismo año, Maura se hace cargo de la jefatura del Partido Conservador, tras la dimisión de Silvela, y, en el mes de diciembre, es el encargado de formar gobierno. Entonces, desde su nueva posición, elabora un proyecto de administración con tendencias regionalistas, con el objetivo de resolver el problema catalán y acabar con la corrupción electoral. Su proyecto y las continuas divergencias con el rey Alfonso XIII le procuraron fuertes oposiciones, por lo que presentó su dimisión a finales de diciembre de 1904, año en el que también fue objeto de un atentado en Barcelona.
En 1907 se le llama de nuevo para formar gobierno. Es el comienzo de su etapa más decisiva en el mundo político. Puso en práctica una amplia reforma legislativa que afectó, especialmente, a la Ley Electoral y a la Ley de Huelga. En política exterior, realizó una gran actividad: la negociación de los acuerdos de Cartagena, en los que España, Francia e Inglaterra reconocen su interés común en el Mediterráneo. También reorganizó la Marina, lo que le creó gran impopularidad entre el sector de la industria naval. Y realizó fuertes campañas contra el terrorismo catalán.
La brutal represión que hace su gobierno de la "Semana Trágica de Barcelona", en 1909, fue el motivo inmediato que le obligó a dimitir. Al año siguiente volvió a ser de nuevo blanco fallido de los terroristas en la Ciudad Condal. En 1913 renunció a su cargo de jefe del Partido Conservador. A partir de este momento, se conviertió en el "gran solitario" y se mantuvo apartado del poder durante largo tiempo.
En 1918, ya como jefe del Partido Maurista, es llamado por el Rey para presidir un Gobierno de Concentración, que fracasó. Posteriormente, tras el "Desastre de Annual", en Marruecos, el 21 de julio de 1921, Maura volvió a acceder al poder, ocupándose del Ministerio de la Guerra: sus intentos por solucionar el desorden en Marruecos serían fuertemente contestados por las Juntas Militares, lo que, unido a los escasos resultados en su gestión, provocaría de nuevo su dimisión. Alejado de la política, murió en su casa de la localidad madrileña de Torrelodones, en 1925. Legó, además de sus interesantes reformas, una gran cantidad de discursos, fruto de su excelente oratoria.
martes, 10 de mayo de 2011
Alfonso XIII
Alfonso XIII no heredó una corona en mayo de 1902; fue más bien sucesor de la España del 98, la del desastre que convive con el final de una digna Regencia, la del turno partidario y la poesía de una generación solidaria, el país del despertar a la industria y el espejismo africanista.
Cien años de la jura de Alfonso XIII
El año 1902 fue clave en la vida de Don Alfonso, hijo póstumo de Alfonso XII, que con 16 años se convirtió en Rey de España, después de que su madre, Doña María Cristina, ocupara la regencia durante 17 años.
Antes de esa fecha histórica, quien estaba a punto de convertirse en Alfonso XIII escribió en su diario una visión de la España de la época de forma lúcida, real y premonitoria para un joven que el 1 de enero de 1902 tenía 15 años. El texto que dejó para la Historia dice:
«En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma trascendencia tal y como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la Monarquía Borbónica o la República. Porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que la saque de esa situación; la reforma social a favor de las clases necesitadas; el Ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos; la Marina sin barcos; la bandera ultrajada [subrayado en el original]; los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etcétera... En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un Rey que se llene de gloria regenerando la Patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un Rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y, por fin, puesto en la frontera. Yo siempre tendré a manera de ángel custodio a mi Madre. Segundo ejemplar que nuestra Historia presenta; el primero, Dª María de Molina; el segundo, Dª María Cristina de Austria. Don Fernando IV pidió cuentas a su madre; mas yo eso nunca lo haré. Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la Patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España».
El 17 de mayo Don Alfonso cumplió 16 años, y fue ésa la fecha fijada para que jurara la Constitución (el término «coronación» no es correcto, ya que esa ceremonia no existía ya en España y, de hecho, la corona y cetro permanecieron en la ceremonia sobre un almohadón carmesí) y convertirse en Rey de España. Tal como ordenaba el artículo 45 de la Constitución, el Monarca prestó juramento ante las Cortes, en la persona del presidente de la Cámara Baja, el marqués de la Vega de Armijo, por ser de mayor edad que el presidente del Senado, Eugenio Montero Ríos. La fórmula fue: «Juro por Dios, sobre los Santos Evangelios, guardar la Constitución y las leyes. Si así lo hiciere, Dios me lo premie, y si no, me lo demande».
Los cronistas de la época destacaron la brillantez del breve y solemne acto celebrado en el Salón de Sesiones, al que acudieron los representantes de las grandes potencias, el cuerpo diplomático acreditado en España, diputados y senadores, caballeros de las órdenes militares, así como el gobierno presidido por el septuagenario Práxedes Mateo Sagasta.
A la Jura del Rey acudieron representantes de más de treinta países. Entre otros, viajaron a Madrid el príncipe Alberto de Prusia (en representación del kaiser Guillermo II); el príncipe Arturo de Inglaterra, duque de Connaught (en representación de su hermano Eduardo VII); el archiduque Carlos Esteban -hermano de Doña María Cristina, representando al emperador Francisco José de Austria-, el duque de Génova; el príncipe Christian Carlos de Dinamarca; el príncipe Nicolás de Grecia; el príncipe Tomás Alberto de Saboya, en representación de Italia; el príncipe Eugenio de Suecia y Noruega, el gran duque Vladimir Alejandrovich, tío del zar de Rusia; el Infante Don Alfonso de Portugal; el príncipe Mirza Riza Khan, de Persia, el príncipe heredero Maja Vajiravudh, de Siam; el príncipe Hamet Ben Mahomet Torres, de Marruecos; el príncipe heredero Luis de Mónaco; el príncipe de Calabria; el nuncio apostólico, monseñor Rinaldini; Jabez Curry, en representación de EEUU; el teniente general Florentin, por Francia; Jenaro de Borbón, y una nutrida representación de los países iberoamericanos.
Las delegaciones extranjeras otorgaron al Monarca, entre otras, las condecoraciones de la Orden de la Jarretera, de Inglaterra; el Águila Negra, de Prusia; la Legión de Honor francesa; la de San Juan, de Malta; la de los Serafines, de Suecia y Noruega; la de San Andrés, de Rusia; la de San Esteban, de Hungría; la danesa del Elefante Blanco; la italiana de la Annunziata; la de Leopoldo, de Bélgica; y la del Crisantemo, de Japón.
Uniforme de capitán general
Tras la ceremonia, el Rey, con uniforme de capitán general del Ejército, y Doña María Cristina se encaminaron hacia la basílica de San Francisco el Grande, donde se celebró un Te Deum de acción de gracias, en la carroza real tirada por ocho caballos tordos, empenachados de blanco con trenzaduras de blanco y oro.
Ese mismo día, Alfonso XIII presidió su primer Consejo, aunque ya había asistido como oyente a los últimos celebrados el 24 de abril y el 11 de mayo, presididos todavía por la Reina regente. En sus «Notas de una vida», el conde de Romanones relata aquella primera reunión:
«Tras breves palabras de salutación de Sagasta, dichas con voz apagada, reveladora de su fatiga, el Rey, como si en vida hubiera hecho otra cosa que presidir ministros, con gran desenvoltura, dirigiéndose al de la Guerra en tono imperativo, le sometió a detenido interrogatorio acerca de las causas motivadoras del cierre decretado de las Academias militares. Amplia explicación, amplia para su acostumbrado laconismo, le dio el general Weyler; no quedó satisfecho Don Alfonso, opinando que debían abrirse de nuevo. Replicó D. Valeriano con respetuosa energía, y cuando la discusión tomaba peligroso giro, la cortó Sagasta, haciendo suyo el criterio del Rey, resultando con esto vencido el ministro de la Guerra. Después de breve pausa, el Monarca, tomando en su mano la Constitución, leyó el caso octavo del artículo 54, y, a manera de comentario, dijo: Como ustedes acaban de escuchar, la Constitución me confiere la concesión de honores, títulos y grandezas; por eso les advierto que el uso de este derecho me lo reservo por completo . Gran sorpresa nos produjeron estas palabras. El duque de Veragua, heredero de los mas ilustres blasones de la nobleza española y de espíritu liberal probado, opuso a las palabras del Rey sencilla réplica: pidiéndole su venia, leyó el párrafo segundo del artículo 49, que dice: Ningún mandato del Rey puede llevarse a efecto si no está refrendado por un ministro . Aunque la materia no entrañaba importancia, sin embargo, en aquel brevísimo diálogo, se encerraba una lección de derecho constitucional»
La España del regeneracionismo
El término «regeneración» estaba en 1902 en boca de toda la sociedad dirigente, ya fuera el regeneracionismo monárquico «desde dentro» representado por la ortodoxia canovista o el rupturista republicano defendido por Alejandro Lerroux y Pablo Iglesias. En el plano económico, España registra en el primer tercio del siglo XX un proceso de crecimiento, el desarrollo del sindicalismo y un camino modernizador incuestionable. España era entonces un país agrícola y minero, con Cataluña como protagonista del cambio industrial; en 1902 se crea Altos Hornos, nace el Banco Hispanoamericano (1901) y el Crédito Mobiliario se convierte en Banco Español de Crédito (1902).
El crecimiento de la población era inferior al europeo a causa del índice de mortalidad, que en nuestro país alcanzaba casi el 30 por ciento, frente al 15 de la media europea. Otras comparaciones hacen innecesarios los comentarios: el analfabetismo en España superaba el 60 por ciento (en algunas provincias andaluzas alcanzaba el 80), mientras que en Francia no llegaba al 25.
El 10 por ciento de la población se desplaza en ese periodo del campo a la ciudad, de tal modo que Madrid y Barcelona reciben medio millón de habitantes. En cuanto a la emigración a Iberoamérica, se trasladaron más de 300.000 españoles.
No son pocos los autores que califican a Alfonso XIII como un Rey regeneracionista. Carlos Seco Serrano, en «Alfonso XIII», va más allá al hablar del reinado como «el de un sorprendente renacimiento en todos los órdenes -no sólo en el evidente de la cultura: segunda edad de oro de nuestras letras y artes, sino también en el de los planteamientos políticos y la apertura social-.», y añade que «se esforzó, a lo largo de treinta años, por evitar lo que tras su caída se hizo inevitable: la Guerra Civil».
Madariaga, en su ensayo «España» (1930) escribe: «Bajo Alfonso XIII, España llega a ser nación industrial, alcanza el mayor nivel de población desde época romana, retorna a adornar el mundo de la cultura, que casi había abandonado desde que con tanto esplendor brilló en el siglo XVI, vuelve a plena participación en la política internacional durante la guerra europea y al abrirse la cuestión de Marruecos; reconquista espiritualmente la América que había descubierto, poblado, civilizado y perdido, y, por último, ve grandes problemas sociales y nacionales surgir en su vida interior y estimular su pensamiento político».
Javier Aguilar. La Razón Golpe de Primo de Rivera, el ocaso del Reinado
En 1923, el golpe militar de Miguel Primo de Rivera fue la solución de fuerza adoptada ante la crisis. El rey aceptó el hecho. Esta dictadura fue bien recibida por muchos sectores sociales en los primeros años. En 1925, con el desembarco de Alhucemas, se terminó con la guerra de Marruecos. Se produjo un restablecimiento del orden social así como un mayor desarrollo de las obras públicas. Más tarde, en 1930, y después del fracaso de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restaurar el orden constitucional, pero los partidos republicanos, socialistas y regionalistas de izquierda lucharon unidos contra la monarquía. Las elecciones municipales del 13 de abril de 1931 dieron el triunfo en la mayoría de las ciudades a socialistas y republicanos. Fue entonces, cuando el monarca, para evitar una lucha civil abandonó el país, proclamándose la II República el 14 de abril de 1931.
Los últimos años de su vida los pasó en Roma, donde murió el 28 de febrero de 1941 a la edad de cincuenta y cuatro años cubierto con el manto de la Virgen del Pilar. Su último recuerdo fue para España. Fue enterrado en Roma y junto a su cuerpo se depositó un saco con tierra de todas las provincias españolas. Posteriormente, en 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial donde reposan en la actualidad.
Cien años de la jura de Alfonso XIII
El año 1902 fue clave en la vida de Don Alfonso, hijo póstumo de Alfonso XII, que con 16 años se convirtió en Rey de España, después de que su madre, Doña María Cristina, ocupara la regencia durante 17 años.
Antes de esa fecha histórica, quien estaba a punto de convertirse en Alfonso XIII escribió en su diario una visión de la España de la época de forma lúcida, real y premonitoria para un joven que el 1 de enero de 1902 tenía 15 años. El texto que dejó para la Historia dice:
«En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma trascendencia tal y como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la Monarquía Borbónica o la República. Porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que la saque de esa situación; la reforma social a favor de las clases necesitadas; el Ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos; la Marina sin barcos; la bandera ultrajada [subrayado en el original]; los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etcétera... En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un Rey que se llene de gloria regenerando la Patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un Rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y, por fin, puesto en la frontera. Yo siempre tendré a manera de ángel custodio a mi Madre. Segundo ejemplar que nuestra Historia presenta; el primero, Dª María de Molina; el segundo, Dª María Cristina de Austria. Don Fernando IV pidió cuentas a su madre; mas yo eso nunca lo haré. Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la Patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España».
El 17 de mayo Don Alfonso cumplió 16 años, y fue ésa la fecha fijada para que jurara la Constitución (el término «coronación» no es correcto, ya que esa ceremonia no existía ya en España y, de hecho, la corona y cetro permanecieron en la ceremonia sobre un almohadón carmesí) y convertirse en Rey de España. Tal como ordenaba el artículo 45 de la Constitución, el Monarca prestó juramento ante las Cortes, en la persona del presidente de la Cámara Baja, el marqués de la Vega de Armijo, por ser de mayor edad que el presidente del Senado, Eugenio Montero Ríos. La fórmula fue: «Juro por Dios, sobre los Santos Evangelios, guardar la Constitución y las leyes. Si así lo hiciere, Dios me lo premie, y si no, me lo demande».
Los cronistas de la época destacaron la brillantez del breve y solemne acto celebrado en el Salón de Sesiones, al que acudieron los representantes de las grandes potencias, el cuerpo diplomático acreditado en España, diputados y senadores, caballeros de las órdenes militares, así como el gobierno presidido por el septuagenario Práxedes Mateo Sagasta.
A la Jura del Rey acudieron representantes de más de treinta países. Entre otros, viajaron a Madrid el príncipe Alberto de Prusia (en representación del kaiser Guillermo II); el príncipe Arturo de Inglaterra, duque de Connaught (en representación de su hermano Eduardo VII); el archiduque Carlos Esteban -hermano de Doña María Cristina, representando al emperador Francisco José de Austria-, el duque de Génova; el príncipe Christian Carlos de Dinamarca; el príncipe Nicolás de Grecia; el príncipe Tomás Alberto de Saboya, en representación de Italia; el príncipe Eugenio de Suecia y Noruega, el gran duque Vladimir Alejandrovich, tío del zar de Rusia; el Infante Don Alfonso de Portugal; el príncipe Mirza Riza Khan, de Persia, el príncipe heredero Maja Vajiravudh, de Siam; el príncipe Hamet Ben Mahomet Torres, de Marruecos; el príncipe heredero Luis de Mónaco; el príncipe de Calabria; el nuncio apostólico, monseñor Rinaldini; Jabez Curry, en representación de EEUU; el teniente general Florentin, por Francia; Jenaro de Borbón, y una nutrida representación de los países iberoamericanos.
Las delegaciones extranjeras otorgaron al Monarca, entre otras, las condecoraciones de la Orden de la Jarretera, de Inglaterra; el Águila Negra, de Prusia; la Legión de Honor francesa; la de San Juan, de Malta; la de los Serafines, de Suecia y Noruega; la de San Andrés, de Rusia; la de San Esteban, de Hungría; la danesa del Elefante Blanco; la italiana de la Annunziata; la de Leopoldo, de Bélgica; y la del Crisantemo, de Japón.
Uniforme de capitán general
Tras la ceremonia, el Rey, con uniforme de capitán general del Ejército, y Doña María Cristina se encaminaron hacia la basílica de San Francisco el Grande, donde se celebró un Te Deum de acción de gracias, en la carroza real tirada por ocho caballos tordos, empenachados de blanco con trenzaduras de blanco y oro.
Ese mismo día, Alfonso XIII presidió su primer Consejo, aunque ya había asistido como oyente a los últimos celebrados el 24 de abril y el 11 de mayo, presididos todavía por la Reina regente. En sus «Notas de una vida», el conde de Romanones relata aquella primera reunión:
«Tras breves palabras de salutación de Sagasta, dichas con voz apagada, reveladora de su fatiga, el Rey, como si en vida hubiera hecho otra cosa que presidir ministros, con gran desenvoltura, dirigiéndose al de la Guerra en tono imperativo, le sometió a detenido interrogatorio acerca de las causas motivadoras del cierre decretado de las Academias militares. Amplia explicación, amplia para su acostumbrado laconismo, le dio el general Weyler; no quedó satisfecho Don Alfonso, opinando que debían abrirse de nuevo. Replicó D. Valeriano con respetuosa energía, y cuando la discusión tomaba peligroso giro, la cortó Sagasta, haciendo suyo el criterio del Rey, resultando con esto vencido el ministro de la Guerra. Después de breve pausa, el Monarca, tomando en su mano la Constitución, leyó el caso octavo del artículo 54, y, a manera de comentario, dijo: Como ustedes acaban de escuchar, la Constitución me confiere la concesión de honores, títulos y grandezas; por eso les advierto que el uso de este derecho me lo reservo por completo . Gran sorpresa nos produjeron estas palabras. El duque de Veragua, heredero de los mas ilustres blasones de la nobleza española y de espíritu liberal probado, opuso a las palabras del Rey sencilla réplica: pidiéndole su venia, leyó el párrafo segundo del artículo 49, que dice: Ningún mandato del Rey puede llevarse a efecto si no está refrendado por un ministro . Aunque la materia no entrañaba importancia, sin embargo, en aquel brevísimo diálogo, se encerraba una lección de derecho constitucional»
La España del regeneracionismo
El término «regeneración» estaba en 1902 en boca de toda la sociedad dirigente, ya fuera el regeneracionismo monárquico «desde dentro» representado por la ortodoxia canovista o el rupturista republicano defendido por Alejandro Lerroux y Pablo Iglesias. En el plano económico, España registra en el primer tercio del siglo XX un proceso de crecimiento, el desarrollo del sindicalismo y un camino modernizador incuestionable. España era entonces un país agrícola y minero, con Cataluña como protagonista del cambio industrial; en 1902 se crea Altos Hornos, nace el Banco Hispanoamericano (1901) y el Crédito Mobiliario se convierte en Banco Español de Crédito (1902).
El crecimiento de la población era inferior al europeo a causa del índice de mortalidad, que en nuestro país alcanzaba casi el 30 por ciento, frente al 15 de la media europea. Otras comparaciones hacen innecesarios los comentarios: el analfabetismo en España superaba el 60 por ciento (en algunas provincias andaluzas alcanzaba el 80), mientras que en Francia no llegaba al 25.
El 10 por ciento de la población se desplaza en ese periodo del campo a la ciudad, de tal modo que Madrid y Barcelona reciben medio millón de habitantes. En cuanto a la emigración a Iberoamérica, se trasladaron más de 300.000 españoles.
No son pocos los autores que califican a Alfonso XIII como un Rey regeneracionista. Carlos Seco Serrano, en «Alfonso XIII», va más allá al hablar del reinado como «el de un sorprendente renacimiento en todos los órdenes -no sólo en el evidente de la cultura: segunda edad de oro de nuestras letras y artes, sino también en el de los planteamientos políticos y la apertura social-.», y añade que «se esforzó, a lo largo de treinta años, por evitar lo que tras su caída se hizo inevitable: la Guerra Civil».
Madariaga, en su ensayo «España» (1930) escribe: «Bajo Alfonso XIII, España llega a ser nación industrial, alcanza el mayor nivel de población desde época romana, retorna a adornar el mundo de la cultura, que casi había abandonado desde que con tanto esplendor brilló en el siglo XVI, vuelve a plena participación en la política internacional durante la guerra europea y al abrirse la cuestión de Marruecos; reconquista espiritualmente la América que había descubierto, poblado, civilizado y perdido, y, por último, ve grandes problemas sociales y nacionales surgir en su vida interior y estimular su pensamiento político».
Javier Aguilar. La Razón Golpe de Primo de Rivera, el ocaso del Reinado
En 1923, el golpe militar de Miguel Primo de Rivera fue la solución de fuerza adoptada ante la crisis. El rey aceptó el hecho. Esta dictadura fue bien recibida por muchos sectores sociales en los primeros años. En 1925, con el desembarco de Alhucemas, se terminó con la guerra de Marruecos. Se produjo un restablecimiento del orden social así como un mayor desarrollo de las obras públicas. Más tarde, en 1930, y después del fracaso de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restaurar el orden constitucional, pero los partidos republicanos, socialistas y regionalistas de izquierda lucharon unidos contra la monarquía. Las elecciones municipales del 13 de abril de 1931 dieron el triunfo en la mayoría de las ciudades a socialistas y republicanos. Fue entonces, cuando el monarca, para evitar una lucha civil abandonó el país, proclamándose la II República el 14 de abril de 1931.
Los últimos años de su vida los pasó en Roma, donde murió el 28 de febrero de 1941 a la edad de cincuenta y cuatro años cubierto con el manto de la Virgen del Pilar. Su último recuerdo fue para España. Fue enterrado en Roma y junto a su cuerpo se depositó un saco con tierra de todas las provincias españolas. Posteriormente, en 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial donde reposan en la actualidad.
miércoles, 30 de marzo de 2011
LENIN
Lenin, cuyo verdadero nombre fue Vladimir Ilich Uliánov nació en Simbirsk, Rusia, (ahora llamada Uliánovsk en su honor) el 22 de abril de 1870 . Lenin es uno de los personajes más emblemáticos de la Rusia revolucionaria .
Fue hijo de Iliá Nikoláyevich Uliánov, funcionario y director de escuela que llegaría a ser Consejero de Estado del zar Nicolás II; el padre de Lenin buscaría desde su puesto la implementación de la educación gratuita en Rusia.
Lenin fue miembro de una familia numerosa, pero de entre todos sus hermanos con quien tuvo una relaciónmás cercana fue con Aleksandr , quien desde joven había abrazado el ideario del anarquismo, por sus ideas fue ejecutado en 1887, al participar en un atentado contra el zar Alejandro III. Este hecho marcaría a Lenin para siempre.
De niño fue reservado, destacó en la escuela, aunque su tempreamento era reservado y poco dado a las manifestaciones de afecto. Tuvo por maestro a Fiodor Kerensky, padre de Alexander Kerensky, líder menchevique y rival político suyo que se convertiría en el Primer Ministro del Gobierno Provisional tras la caída del zar.
Una de las posibles razones por las que eligió el nombre de Lenin es que lo hizo para contraponerlo al de su rival político Georgi Plejánov, quien se hacía llamar “Volgin”, por el río Volga. Lenin eligió el río Lena, de mayor extensión y corriente contraria al Volga.
El año de la ejecución de Aleksandr, Lenin hace su ingreso en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kazán. A partir de la muerte su hermano, sus ideas políticas se radicalizarían.
En Kazán, inicia su actividad política dentro de círculos revolucionarios y es objeto de prisión por esa causa. Tras ser hecho prisionero, renuncia a su matrícula en la universidad. En 1887 sería deportado a una aldea de Kazán, donde estaría constantemente vigilado por la policía.
Intenta reingresar a la Universidad de Kazán, y tras varios intentos fallidos se le permite regresar a sus estudios en octubre de 1887; en Kazán se da a la tarea de estudiar a fondo El capital de Karl Marx y forma parte del círculo marxista que lidera Fedoséyev, Lenin será detenido por la policía el siguiente año por sus actividades dentro del círculo.
En 1892 consigue diplomarse en la universidad y ejerce como abogado. En 1893 se traslada a San Petersburgo en donde escribirá Acerca de la llamada cuestión de los mercados.
En 1894 se instala en Moscú, donde participará activamente en los círculos marxistas y obreros, escribirá nuevos textos contra las ideas populistas y comenzará a viajar por Europa donde analizará los movimientos revolucionarios europeos.
En 1896, es encarcelado y llevado a Siberia por sus ideas revolucionarias. Dos años después, se casará con Krúpskaya durante su exilio en Siberia y comenzará a escribir El desarrollo del capitalismo en Rusia.
En 1903, sus tesis sobre el marxismo leídas en el pleno del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, abrirán una brecha entre las dos facciones del partido: bolcheviques y mencheviques.
La revolución de 1905 sorprende a Lenin en Suiza, desde donde formulará la tesis de las causas del levantamiento. Su figura política comienza a crecer, sobre todo después de la Primera Guerra Mundial.
Lenin funda un concepto nuevo del marxismo adecuándolo a la situación rusa de inicios del siglo XX, esta forma de socialismo recibiría el nombre –bajo el régimen stalinista- de marxismo leninismo.
Reconociendo la debilidad del gobierno provisional y las alianzas de los mencheviques con intereses burgueses, Lenin decide que la hora del proletariado ha llegado y propugna por el Soviet.
Lenin llega a Petrogrado la noche del 3 de abril de 1917: el día siguiente presenta, sin apenas conocimiento de la situación concreta en el territorio ruso y por su cuenta y riesgo, sus célebres Tesis de abril.
Tras un levantamiento armado en julio, comienzan las persecuciones y Lenin tiene que escapar a Finlandia, cuando regresa se inicia la lucha que terminara con la toma del palacio de Invierno en noviembre. Ese mismo mes, Lenin es electo Premier de la Unión Soviética.
Su primer acto de gobierno fue reunir al consejo de soviets para discutir las condiciones de la firma de un acuerdo de paz con Alemania, con quien se sostenía una guerra que había minado las finanzas rusas. Y aunque había oposición a terminar con la guerra en el afán de extender la revolución socialista a otros países, se hicieron negociaciones con Alemania, mismas que fracasaron e hicieron que Rusia perdiera varios territorios del oeste.
El 30 de agosto de 1918, Lenin sufrió un atentado, cuando tras un mitin, Fanny Kaplan, integrante del Partido Socialista Revolucionario, le disparó tres tiros, uno de los cuales le afectaría el pulmón. Lenin se recuperó, pero la bala en el pulmon que no pudo ser removida, le traería secuelas.
Rusia tuvo que enfrentar una nueva guerra: la librada entre el Ejército Rojo comandado por Trotsky y el Ejército Blanco, conformado por aristócratas simpatizantes con el régimen zarista. El Ejército Rojo triunfaría derrotando al ejército pro zarista.
Lenin se encontraba muy de salud, con la bala a la altura del cuello y cerca de la columna vertbral, una parálisis parcial no se hizo esperar. Una serie de infartos sobrevendrían y le harían retirarse de la vida en 1923. Tras el tercer infarto, perdió el habla y quedo postrado en cama.
Su amistad con Trotski se fortaleció en los últimos años de su vida, enfrentándose a Stalin y su dura política, así como a la burocratización de la revolución.
El 21 de enero de 1924, murió Lenin de arterioesclerosis o infarto cerebral, según documentos oficiales, aunque hay rumores acerca de las causas de su muerte, la realidad es que su salud estaba muy minada. Trosky acuso directamente a Stalin de ser el causante de la muerte del líder por envenenamiento.
Petrogrado cambió su nombre a Leningrado en su honor; tras la caída del régimen soviético, volvió a su nombre imperial de San Petersburgo. En la plaza roja, contra sus deseos de no tener monumento, se levantó un mausoleo donde reposan sus restos embalsamados
Fue hijo de Iliá Nikoláyevich Uliánov, funcionario y director de escuela que llegaría a ser Consejero de Estado del zar Nicolás II; el padre de Lenin buscaría desde su puesto la implementación de la educación gratuita en Rusia.
Lenin fue miembro de una familia numerosa, pero de entre todos sus hermanos con quien tuvo una relaciónmás cercana fue con Aleksandr , quien desde joven había abrazado el ideario del anarquismo, por sus ideas fue ejecutado en 1887, al participar en un atentado contra el zar Alejandro III. Este hecho marcaría a Lenin para siempre.
De niño fue reservado, destacó en la escuela, aunque su tempreamento era reservado y poco dado a las manifestaciones de afecto. Tuvo por maestro a Fiodor Kerensky, padre de Alexander Kerensky, líder menchevique y rival político suyo que se convertiría en el Primer Ministro del Gobierno Provisional tras la caída del zar.
Una de las posibles razones por las que eligió el nombre de Lenin es que lo hizo para contraponerlo al de su rival político Georgi Plejánov, quien se hacía llamar “Volgin”, por el río Volga. Lenin eligió el río Lena, de mayor extensión y corriente contraria al Volga.
El año de la ejecución de Aleksandr, Lenin hace su ingreso en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kazán. A partir de la muerte su hermano, sus ideas políticas se radicalizarían.
En Kazán, inicia su actividad política dentro de círculos revolucionarios y es objeto de prisión por esa causa. Tras ser hecho prisionero, renuncia a su matrícula en la universidad. En 1887 sería deportado a una aldea de Kazán, donde estaría constantemente vigilado por la policía.
Intenta reingresar a la Universidad de Kazán, y tras varios intentos fallidos se le permite regresar a sus estudios en octubre de 1887; en Kazán se da a la tarea de estudiar a fondo El capital de Karl Marx y forma parte del círculo marxista que lidera Fedoséyev, Lenin será detenido por la policía el siguiente año por sus actividades dentro del círculo.
En 1892 consigue diplomarse en la universidad y ejerce como abogado. En 1893 se traslada a San Petersburgo en donde escribirá Acerca de la llamada cuestión de los mercados.
En 1894 se instala en Moscú, donde participará activamente en los círculos marxistas y obreros, escribirá nuevos textos contra las ideas populistas y comenzará a viajar por Europa donde analizará los movimientos revolucionarios europeos.
En 1896, es encarcelado y llevado a Siberia por sus ideas revolucionarias. Dos años después, se casará con Krúpskaya durante su exilio en Siberia y comenzará a escribir El desarrollo del capitalismo en Rusia.
En 1903, sus tesis sobre el marxismo leídas en el pleno del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, abrirán una brecha entre las dos facciones del partido: bolcheviques y mencheviques.
La revolución de 1905 sorprende a Lenin en Suiza, desde donde formulará la tesis de las causas del levantamiento. Su figura política comienza a crecer, sobre todo después de la Primera Guerra Mundial.
Lenin funda un concepto nuevo del marxismo adecuándolo a la situación rusa de inicios del siglo XX, esta forma de socialismo recibiría el nombre –bajo el régimen stalinista- de marxismo leninismo.
Reconociendo la debilidad del gobierno provisional y las alianzas de los mencheviques con intereses burgueses, Lenin decide que la hora del proletariado ha llegado y propugna por el Soviet.
Lenin llega a Petrogrado la noche del 3 de abril de 1917: el día siguiente presenta, sin apenas conocimiento de la situación concreta en el territorio ruso y por su cuenta y riesgo, sus célebres Tesis de abril.
Tras un levantamiento armado en julio, comienzan las persecuciones y Lenin tiene que escapar a Finlandia, cuando regresa se inicia la lucha que terminara con la toma del palacio de Invierno en noviembre. Ese mismo mes, Lenin es electo Premier de la Unión Soviética.
Su primer acto de gobierno fue reunir al consejo de soviets para discutir las condiciones de la firma de un acuerdo de paz con Alemania, con quien se sostenía una guerra que había minado las finanzas rusas. Y aunque había oposición a terminar con la guerra en el afán de extender la revolución socialista a otros países, se hicieron negociaciones con Alemania, mismas que fracasaron e hicieron que Rusia perdiera varios territorios del oeste.
El 30 de agosto de 1918, Lenin sufrió un atentado, cuando tras un mitin, Fanny Kaplan, integrante del Partido Socialista Revolucionario, le disparó tres tiros, uno de los cuales le afectaría el pulmón. Lenin se recuperó, pero la bala en el pulmon que no pudo ser removida, le traería secuelas.
Rusia tuvo que enfrentar una nueva guerra: la librada entre el Ejército Rojo comandado por Trotsky y el Ejército Blanco, conformado por aristócratas simpatizantes con el régimen zarista. El Ejército Rojo triunfaría derrotando al ejército pro zarista.
Lenin se encontraba muy de salud, con la bala a la altura del cuello y cerca de la columna vertbral, una parálisis parcial no se hizo esperar. Una serie de infartos sobrevendrían y le harían retirarse de la vida en 1923. Tras el tercer infarto, perdió el habla y quedo postrado en cama.
Su amistad con Trotski se fortaleció en los últimos años de su vida, enfrentándose a Stalin y su dura política, así como a la burocratización de la revolución.
El 21 de enero de 1924, murió Lenin de arterioesclerosis o infarto cerebral, según documentos oficiales, aunque hay rumores acerca de las causas de su muerte, la realidad es que su salud estaba muy minada. Trosky acuso directamente a Stalin de ser el causante de la muerte del líder por envenenamiento.
Petrogrado cambió su nombre a Leningrado en su honor; tras la caída del régimen soviético, volvió a su nombre imperial de San Petersburgo. En la plaza roja, contra sus deseos de no tener monumento, se levantó un mausoleo donde reposan sus restos embalsamados
BOLCHEVIQUES Y MENCHEVIQUES
Tras la guerra ruso japonesa (1904-1905) en que la los ejércitos imperiales rusos fueron derrotados, una fuerte crisis se cernió sobre el imperio ruso.
En San Petersburgo tuvo lugar una manifestación de trabajadores en la que se le pedía al zar implementar reformas económicas. Los manifestantes fueron dispersados a tiros por los soldados del zar, terminando todo con el asesinato de más de mil manifestantes. Otros levantamientos siguieron a este, incluso en dentro del ejército.
Aunque el zar pudo dominar la situación, los trabajadores habían descubierto su poder de organización y rápidamente se organizaron en células o comités de obreros y soldados conocidos como soviets, y comenzaron a reunirse de manera clandestina, creciendo en poder.
En octubre, el zar Nicolás II prometió reformas y apoyo la creación de una DUMA o asamblea, pero temeroso de que dicha asamblea limitara su poder, la disolvió poco tiempo después. El zar perdía apoyo no sólo del pueblo, sino también de la creciente burguesía.
En marzo de 1917, el ejército se unió a los revolucionarios hasta entonces perseguidos y en la clandestinidad. El zar Nicolás II intentó retomar el control pero ya ninguna cabeza del ejército lo obedecía y tuvo que abdicar el 15 de marzo de 1917. Poco después, él y su familia, fueron hechos prisioneros y ejecutados. El imperio ruso llegaba a su fin.
El día de la abdicación del zar se nombró un gobierno provisional, conformado por políticos liberales y socialistas. Pero había intereses enfrentados: por un lado estaba el ala liberal y moderada encabezada por el príncipe Gueorgui Lvov, que defendía los intereses de la burguesía y se enfrentaba a la política radical de los soviets.
La confrontación dio pie al cambio de gobierno y permitió la entrada de políticos social revolucionarios , entre los que destacaban los Mencheviques (“la minoría”) una minoría democrática seguidora del socialismo marxista ruso, liderada por Alexander Kerensky.
Desde antes de las primeras revueltas de 1905, los Mencheviques estaban enfrentados a los Bolcheviques (“la mayoría”) por razones ideológicas: los mencheviques apoyaban las ideas marxistas casi a la letra y sostenían que previamente a la dictadura del proletariado y tras la dictadura de la aristocracia , el tránsito tendría que ser hacia la dictadura de la burguesía ; los bolcheviques no lo creían así y crearon una doctrina basándose en la ideología de Lenin, sosteniendo que con un esfuerzo de la voluntad social se pueden acelerar los procesos de la historia y permitir el tránsito de una sociedad precapitalista a una sociedad socialista sin tener que detenerse en un estadio burgués.
En octubre una nueva lucha tuvo lugar, pues mientras bolcheviques y mencheviques permanecían en discordia, los militares planeaban apoderarse del poder que detentaban estos últimos. Los bolcheviques ocuparon sitios estratégicos en Petrogrado y buscaron el apoyo de las bases trabajadoras de los soviets para detener las ambiciones de los jefes militares; mientras tanto, el ejército disparaba contra el palacio de Invierno, símbolo del régimen zarista y sede del provisional gobierno menchevique.
Caído el efímero gobierno menchevique, Kerensky, su líder, partió rumbo al exilio mientras que los ministros de su gabinete eran detenidos y juzgados por traición. Los bolcheviques, reunidos en un congreso pan ruso de soviets, instituyen un nuevo gobierno, a cuya cabeza quedaría Lenin.
Los bolcheviques y los soviets se apoderaron, con mucha resistencia, de la gran mayoría de las ciudades rusas. Finalmente, el 8 de diciembre se llevaron a cabo las elecciones para elegir a la Asamblea Constituyente. Un día después, León Trotsky, quien pese a ser bolchevique siempre había pugnado por la conciliación con los mencheviques, con el apoyo del ejército rojo disolvió la Asamblea.
Simpatizantes del zarismo organizados como el ejército blanco se levantaron en armas y Rusia viviría por más de tres años, una de sus más terribles guerras civiles. La diferencia entre mencheviques y bolcheviques radicaba en que los primeros buscaban la colaboración entre las clases sociales y propugnaban por una política reformista; los bolcheviques, en cambio, creían en la independencia de clases y la revolución como única posibilidad de cambio. Tuvieron que pasar muchos años, una revolución y una contrarrevolución para que estas diferencias resultaran claras.
En San Petersburgo tuvo lugar una manifestación de trabajadores en la que se le pedía al zar implementar reformas económicas. Los manifestantes fueron dispersados a tiros por los soldados del zar, terminando todo con el asesinato de más de mil manifestantes. Otros levantamientos siguieron a este, incluso en dentro del ejército.
Aunque el zar pudo dominar la situación, los trabajadores habían descubierto su poder de organización y rápidamente se organizaron en células o comités de obreros y soldados conocidos como soviets, y comenzaron a reunirse de manera clandestina, creciendo en poder.
En octubre, el zar Nicolás II prometió reformas y apoyo la creación de una DUMA o asamblea, pero temeroso de que dicha asamblea limitara su poder, la disolvió poco tiempo después. El zar perdía apoyo no sólo del pueblo, sino también de la creciente burguesía.
En marzo de 1917, el ejército se unió a los revolucionarios hasta entonces perseguidos y en la clandestinidad. El zar Nicolás II intentó retomar el control pero ya ninguna cabeza del ejército lo obedecía y tuvo que abdicar el 15 de marzo de 1917. Poco después, él y su familia, fueron hechos prisioneros y ejecutados. El imperio ruso llegaba a su fin.
El día de la abdicación del zar se nombró un gobierno provisional, conformado por políticos liberales y socialistas. Pero había intereses enfrentados: por un lado estaba el ala liberal y moderada encabezada por el príncipe Gueorgui Lvov, que defendía los intereses de la burguesía y se enfrentaba a la política radical de los soviets.
La confrontación dio pie al cambio de gobierno y permitió la entrada de políticos social revolucionarios , entre los que destacaban los Mencheviques (“la minoría”) una minoría democrática seguidora del socialismo marxista ruso, liderada por Alexander Kerensky.
Desde antes de las primeras revueltas de 1905, los Mencheviques estaban enfrentados a los Bolcheviques (“la mayoría”) por razones ideológicas: los mencheviques apoyaban las ideas marxistas casi a la letra y sostenían que previamente a la dictadura del proletariado y tras la dictadura de la aristocracia , el tránsito tendría que ser hacia la dictadura de la burguesía ; los bolcheviques no lo creían así y crearon una doctrina basándose en la ideología de Lenin, sosteniendo que con un esfuerzo de la voluntad social se pueden acelerar los procesos de la historia y permitir el tránsito de una sociedad precapitalista a una sociedad socialista sin tener que detenerse en un estadio burgués.
En octubre una nueva lucha tuvo lugar, pues mientras bolcheviques y mencheviques permanecían en discordia, los militares planeaban apoderarse del poder que detentaban estos últimos. Los bolcheviques ocuparon sitios estratégicos en Petrogrado y buscaron el apoyo de las bases trabajadoras de los soviets para detener las ambiciones de los jefes militares; mientras tanto, el ejército disparaba contra el palacio de Invierno, símbolo del régimen zarista y sede del provisional gobierno menchevique.
Caído el efímero gobierno menchevique, Kerensky, su líder, partió rumbo al exilio mientras que los ministros de su gabinete eran detenidos y juzgados por traición. Los bolcheviques, reunidos en un congreso pan ruso de soviets, instituyen un nuevo gobierno, a cuya cabeza quedaría Lenin.
Los bolcheviques y los soviets se apoderaron, con mucha resistencia, de la gran mayoría de las ciudades rusas. Finalmente, el 8 de diciembre se llevaron a cabo las elecciones para elegir a la Asamblea Constituyente. Un día después, León Trotsky, quien pese a ser bolchevique siempre había pugnado por la conciliación con los mencheviques, con el apoyo del ejército rojo disolvió la Asamblea.
Simpatizantes del zarismo organizados como el ejército blanco se levantaron en armas y Rusia viviría por más de tres años, una de sus más terribles guerras civiles. La diferencia entre mencheviques y bolcheviques radicaba en que los primeros buscaban la colaboración entre las clases sociales y propugnaban por una política reformista; los bolcheviques, en cambio, creían en la independencia de clases y la revolución como única posibilidad de cambio. Tuvieron que pasar muchos años, una revolución y una contrarrevolución para que estas diferencias resultaran claras.
EL ZAR NICOLAS II Y SU FAMILIA
Nicolás II de Rusia (Nikolai Aleksandrovich Romanov, en ruso Николáй Алексáндрович Ромáнов) (San Petersburgo, Rusia, 18 de mayo de 1868 – Ekaterimburgo, Rusia, 17 de julio de 1918) fue el último zar de Rusia hasta su abdicación en su hermano Miguel, el 15 de marzo de 1917, quien rechazó el ofrecimiento, poniendo fin a la dinastía Romanov
La influencia de sus tíos paternos, en especial Sergei Aleksandrovich Romanov, Gran Almirante de la Armada, tendría en ello un asidero, y las intrigas cortesanas pesarían grandemente en la acción del nuevo zar, pues de hecho tuvo que soportar al principio manipulaciones de sus propios tíos.
Poco después de su coronación, el 26 del mismo mes, contrajo nupcias con Alix de Hesse, quien había tomado el nombre de Alejandra Fiódorovna al convertirse a la ortodoxia.
Como la relación entre Nicolás y Alix era un verdadero ideal de amor y devoción mutuos, fue la Emperatriz quien aconsejó a Nicolás desde los primeros momentos, que tomara las riendas firmes del poder y fortaleciera su carácter bondadoso y caballeresco del que se aprovechaban a menudo sus parientes.
De ella tendría cuatro hijas todas seguidas casi de año en año y al final, el tan anhelado heredero, un hijo varón.
Los intentos por ejercer una influencia determinante en Europa Oriental y los Balcanes como cabeza de un movimiento paneslavista, dieron lugar a múltiples conflictos y tensiones internacionales, en virtud del alineamiento ruso con Serbia frente a los intereses del Imperio austrohúngaro; pero, tras sufrir una primera derrota diplomática en la crisis de Bosnia (1908), las Guerras Balcánicas de 1912 y 1913 acabaron definitivamente con el control ruso sobre la península balcánica.
Estableció excelentes relaciones con Francia, su más leal aliado, y con Alemania, gracias a su estrecho parentesco con el emperador Guillermo II; este último fue largamente su consejero de mayor confianza en materia internacional, aunque muy manipulador, resultaba evidente para cualquier operador político más sagaz que el zar, que sus consejos estaban orientados a emplear la influencia rusa para controlar los intereses de otras potencias, muchas veces en beneficio directo de Alemania y socavar la alianza entre Francia y Rusia. A la larga, la influencia nefasta de Guillermo II iba a ser la ruina para Nicolás II.
La iniciativa del movimiento liberal presentada al nuevo zar, de establecer una constitución que fijase las normas del ejercicio del poder se encontró, sin embargo, con un rotundo rechazo monárquico; siguiendo el consejo de Pobiedonostev, Nicolás se mostró severo con lo que calificó de "insensatos sueños de participación en asuntos de administración interna". Su rigidez alienó a sectores no particularmente comprometidos con una ideología afín a la revolución, y fue causa de que muchos se mostrasen descontentos.
Uno de estos descontentos se llamaba Lenin, un abogado que provenía de la región de Simbirsk, cuyo hermano, Aleksandr Uliánov fue ejecutado por un intento de asesinato del zar Alejandro III en 1887.
Vladímir Ilich Uliánov, más tarde Lenin, realizó actividades subversivas en San Petersburgo, fue detenido, apresado y exiliado a Siberia. Una vez liberado, se trasladó a Ginebra y Londres para fundar las bases del movimiento comunista.
El alimento para las corrientes revolucionarias como las que encabezarían Lenin, Trotski y otros, eran la carencia de una política social más solidaria de parte de los gobernantes, lo que permitió que se agravaran los grandes problemas históricos del régimen zarista: la pobreza del campesinado, la muy desigual distribución de la tierra y el inexistente acceso a los cargos públicos. Esto iba a ser el caldo de cultivo en los sindicatos de las industrias para los grupos revolucionarios que ya estaban en gestación.
Mal informado estratégica y conceptualmente de la situación militar y naval del Japón, no aquilató su propia situación en el frente oriental recién abierto, en especial a la incompetencia e inoperancia absoluta de los almirantes rusos que comandaban Port Arthur y Vladivostok.
Sin declaración de guerra alguna, los japoneses asediaron y bloquearon Port Arthur y Vladivostok, propinando una severa derrota a la flota rusa, parte de la cual quedó semihundida y encerrada en el puerto. Las pérdidas en unidades navales superaron el 70%.
El emperador entonces, en un desesperado esfuerzo, movilizó a la flota del Báltico, con buques de guerra (costeros) inadecuados para alta mar, en un gran periplo único en la historia, que la llevó a dar la vuelta a Europa y África, sosteniendo graves conflictos diplomáticos con Inglaterra (incidente de Dogger Bank). Su aliada Francia también le dio la espalda en el transcurso del accidentado viaje y sólo fue abastecido por Alemania, para después de casi año y medio de navegación llegar al estrecho de Tsushima, donde fue rápidamente derrotada por las fuerzas navales japonesas al mando de Heihachiro Togo
Sin embargo, un hecho grave iba a hacer virar las tornas del destino a la dinastía Romanov: Un cura llamado Georgi Gapón logró convocar a una masa descontenta de obreros y otras fuerzas vivas integrantes del pueblo, que organizaron una marcha informal para ir a entregar una serie de peticiones anti-autocráticas al zar, que se encontraba en San Petersburgo (Palacio de Tsárskoye Seló) el domingo 22 de enero de 1905 .
Cuando la muchedumbre llegó a las inmediaciones del Palacio de Invierno a eso de las 14 horas, se encontró con que el palacio estaba resguardado por tropas de cosacos, quienes habían sido convocados por el ministro del interior, el príncipe Sviatpolsk Mirski. Cuando llegaron a unos 100 m de la entrada, los soldados dispararon a matar a la masa y, además, atacaron con una carga de caballería cosaca, produciendo una cifra estimada de 92 muertos. Este hecho tuvo repercusiones insospechadas, ya que alimentó las chispas primigenias de la revolución que los mencheviques y bolcheviques deseaban que estallara, como en efecto más adelante sucedió.
Además, era el momento para que el zar tomara una acción decisiva: o apagaba la revolución imponiendo la dictadura, o accedía a las peticiones de los revolucionarios. Witte tuvo un papel gravitante y decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Mirski fue destituido y, en su lugar, se nombró a Sergei Witte como ministro de interior en calidad interina. A la larga, este cambio atraería la ruina para la estabilidad del régimen de Nicolás II.
En ese año de 1905 hubo además atentados. En uno de ellos pereció un tío de Nicolás II, el gran duque Sergio Romanov, esposo de Ella (Isabel Fiódorovna), la hermana de la Emperatriz, y además se sublevaron los marinos en los puertos, como el caso del acorazado Patiómkin. Una gran huelga paralizó la industria y los revolucionarios, dirigidos por Trotski, Lenin y otros agitadores marxistas, alimentaban la llama de la revolución. La situación no podía ser más compleja para la estabilidad y continuidad del régimen zarista.
Ante la amenaza de un alzamiento, el zar, mal aconsejado por su ministro Sergéi Witte firmó la propuesta y anunció en 1905 varios cambios institucionales dirigidos a disminuir el tinte absolutista de la monarquía; el más importante de estos fue la convocatoria de una Duma o Parlamento, con potestades legislativas limitadas, junto con la promulgación en abril de 1906 de unas leyes fundamentales que dieron un carácter semiconstitucional a la monarquía. Sin embargo, para desesperanza del Nicolás II, lejos de enfriarse la candente situación política, esta se agudizó dejando al régimen zarista con una precaria estabilidad y a Witte empezó a escapársele el asunto de las manos.
Sin embargo, al percibir que los integrantes de la Duma planeaban poner coto al carácter autocrático del gobierno, fue disuelta y sustituida por otra más representativa de los intereses monárquicos; Nicolás exigió además la dimisión de su primer ministro, Sergéi Witte. Cuando el sucesor de Witte, Piotr Stolypin, disolvió poco después la segunda Duma, modificando las leyes electorales para asegurarse una composición leal a los intereses zaristas, dejó al descubierto la continuidad del sistema autocrático. Este mal manejo de la situación hizo estallar la segunda rebelión bolchevique.
Para disolver la Duma, el zar llamó en 1906 al cargo de ministro de interior a quien sería uno de los hombres más ejecutivos, leales y efectivos que tuvo, Piotr Stolypin, quien tomaría el cargo con gran determinación, partiendo con una fuerte represión contra las huestes revolucionarias en forma tan efectiva (600 ajusticiados) que Lenin mismo vio peligrar la revolución marxista que tanto anhelaba, llevando respiro a la monarquía. No sólo en este plano se destacó Stolypin, sino que llevó a cabo una gran reforma agraria que, sumado a un período de inviernos benignos, dio calma a la plebe en años de buenas cosechas, favoreciendo la gestión y la imagen del zarismo. Stolypin también disolvió la segunda Duma de 1907.
Tras instaurar una tercera Duma en 1909, que favorecía a la autocracia en forma velada y con representantes más moderados, Rusia pudo acceder al tricentenario de la llegada al poder de los Romanov con buen pie. En 1911, Stolypin quiso deshacerse de la influencia nefasta de Rasputín, desterrándolo y cayendo en desgracia ante la Emperatriz. Como ello le provocó una situación tensa ante el zar, Stolypin presentó una renuncia que Nicolás II le denegó.
Estando el zar de visita en Kiev para inaugurar un monumento a su padre, asistió Stolypin junto al zar a una ópera en esa ciudad en septiembre de 1911, y Stolypin fue asesinado por un revolucionario que colaboraba con la policía, ante los ojos del zar, durante el entreacto de dicha función. Le sucederían una seguidilla de personajes como Kokovtsov, Stürmer, Sazónov, Protopopov, todos influenciados por Rasputín.
El ejército ruso tuvo grandes éxitos iniciales en territorio austríaco y en su momento pudo haber derrotado al Imperio Austrohúngaro pero su avance fue detenido a petición de Francia; sin embargo, el intento inicial de avanzar sobre territorio alemán en dos frentes uno al mando de Remenkamf y el otro al mando de Sazónov condujo a graves derrotas, en las que perdieron la vida más de dos millones de hombres. Para 1915, el ejército ruso estaba en retirada.
Nicolás II, aconsejado por su esposa y ministros, intentó ponerse personalmente al frente de las acciones, relevando a su tío, el gran duque Nicolás Nikolayevich, al mando de las tropas; fue este un error más, si cabe más grave que la misma declaración de guerra, pues supuso dejar la regencia en manos de su esposa, a quien el pueblo detestaba tanto por su origen alemán como por su estrecha relación con Rasputin
En efecto, la imagen que tenía el pueblo ruso de la zarina era que esta despreciaba hondamente a su gente, además de su origen alemán y su carácter muy reservado, que la hacían aparecer como una mujer soberbia y lejana; la influencia de Rasputin en sus decisiones políticas proporcionarían la chispa de la segunda revolución.
Un detalle importante que explicaría la súbita sustitución del gran duque Nicolás Nikolayevich, es que este aborrecía a muerte a Rasputin, el monje astutamente aconsejó en forma insistente a la Emperatriz que se le sacara del camino, puesto que sectores de la plebe le llamaban Nicolás III, en alusión a su probable entronización.
La decisión de formar el gobierno provisional tuvo aceptación en todos los estamentos sociales y militares, incluido el estado mayor de Nicolás II, quien se vio encajonado con la situación política grave que se imponía en Petrogrado. Por un instante, se redactó la abdicación en favor de su hijo Alexis; pero dada la condición de salud e inmadurez del heredero, cambió de parecer.
Nicolás II, incapaz de controlar la situación, abdicó sus derechos y los de su hijo, el 20 de marzo de 1917, en favor de su hermano Miguel IV de Rusia; el gran duque Miguel rechazaría el ofrecimiento dos días después, dando así fin a la dinastía Romanov y el comienzo de la era de los Sóviets.
Nicolás II se dejó detener sin ofrecer resistencia a su regreso del desmoronado frente. Tuvo la suerte de no ser encerrado en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo de Sant Petersburgo y fue confinado junto con su esposa e hijos en el palacio Tsárskoye Seló, en las afueras de San Petersburgo, reteniendo algunos privilegios domésticos.
Aleksandr Kérenski no era enemigo consumado del zar, más bien objetivo y racional pudo acceder a la verdadera naturaleza de las personalidades depuestas llegando a reconocer que muchas de las acusaciones y felonías eran más bien mitos y falsedades populares e incluso llegó a apreciarle en esta etapa, e intentó buscar su salida al extranjero, pero el nuevo gobierno de los Sóviets de Petrogrado prohibió su exilio; además se sumó el infausto hecho que tanto Inglaterra, Alemania y su aliada Francia ignoraron los requerimientos de exilio.
En agosto de 1917, temiendo un intento de asesinato, Kérenski exilió a los Romanov a Tobolsk, en Siberia. Antes de partir Kérenski previno a Nicolás II: "Los sóviets desean mi cabeza, después vendrán por usted y su familia".
En Tobolsk, la familia del zar gozó de una relativa libertad de movimientos ya que el sector era pro-monárquico, incluso hubo oportunidades de realizar una fuga o ser rescatados ya que la guardia no era numerosa e incluso algunos soldados llegaron a entablar alguna relación amistosa con los prisioneros.
El primer ministro británico Lloyd George, a quien se había solicitado asilo, declinó la propuesta, así como los franceses, no deseando agravar la ya compleja situación política de Europa. Esto sellaría finalmente el fatídico destino de los Romanov.
Al triunfar la Segunda Revolución rusa en octubre de 1917, en la que los bolcheviques —liderados por Lenin— derrocaron al gobierno de Kérenski, el Soviet Central a cargo de Yákov Sverdlov, un personaje perteneciente al círculo íntimo de Lenin, y quien estaba a cargo administrativamente del destino del zar, ordenó primero el traslado a Moscú del emperador depuesto; pero luego se instruyó el traslado de la familia imperial a Ekaterimburgo, que se hallaba bajo control del Soviet de los Urales con apoyo del Ejército Rojo.
El gobierno alemán había propuesto al Soviet que el emperador refrendara el tratado de paz, pero como segunda intención oculta era negociar la libertad de Nicolás II para posteriormente poder reimplantar el régimen monárquico ya que Alemania se había dado cuenta que la revolución socialista mundial proclamada por Lenin pronto llegaría a las masas populares alemanas. Por esa razón se le había intentado enviar a Moscú en un primer momento. El Soviet, al tanto de estas maniobras y temeroso de lo que implicaba la intención, tomó las providencias para que jamás se volviera a instalar el zarismo en Rusia.
El 4 de julio de 1918, ante el avance de la Legión Checoslovaca hacia la ciudad, se temió que estas tropas liberasen a la familia e intentasen restaurar el régimen del zar. Filipp Isaevich Goloshchekin, quien presidía el Soviet de los Urales, se apersonó apresuradamente en Moscú con Sverdlov y planteó el asesinato y encubrimiento ante este último; Sverdlov consultó a la alta cúpula del Soviet Central y la orden fue dada.[2]
Un escuadrón de la policía Cheka al mando de Yákov Yurovski relevó a la guardia de la casa, y el 16 de julio recibió la orden del Soviet de los Urales de fusilar a toda la familia.
La planificación misma del magnicidio in situ fue hecha por Yurovski, quien se reservó el derecho de disparar primero sobre el "verdugo coronado" como se le llamaba a Nicolás II; aparte de Yurovski, la camarilla la componían, Piotr Ermakov y Gregoy Nikulin, todos miembros y asesinos probados de la Cheka.
Un subordinado de Goloshchekin, Piotr Ermakov quien tenía el control del campesinado del Ural, tenía la función de eliminar toda evidencia del asesinato no pudo conseguirse los dos camiones de transporte requeridos hasta el día siguiente. Ermakov además de participar en el pelotón, haría encender los motores de ambos vehículos para ahogar el ruido de los disparos.
El escuadrón estaba compuesto por doce hombres, siete de los cuales eran ex-combatientes húngaros, a cada uno de ellos se les asignó una víctima; dos de ellos se negaron a disparar sobre mujeres y al menos uno de ellos fue deshechado y reemplazado por Ermakov. Los miembros del escuadrón eran Gregori Nikulin, asistente de Yurovsky, Piotr Ermakov asistente de Goloshchekin, Piotr Medveyed, S. Vaganov, Andreas Vergasi, Laszlo Horvath, Víctor Griinfeldt, Imre Nagy, Emile Fekete, Anselm Fischer e Isidor Edelstein.[3]
En la medianoche del 17 de julio el zar junto a los integrantes de la familia fueron llevados al sótano de la Casa Ipátiev donde fueron fusilados, junto a algunos sirvientes cercanos, un médico leal e incluso el perro del niño. El pretexto era que se les iba a tomar una fotografía antes de partir; o se les iba a trasladar.
Nicolás II colocó al heredero en sus rodillas mientras tomaba asiento junto a la zarina, las hijas se sentaron atrás y los sirvientes y el médico a los costados, de pie. Pasaron unos instantes y repentinamente entró Yákov Yurovski con revólver en mano y 17 soldados armados con fusiles a la bayoneta.
Cuando Yákov Yurovski levanta el revólver y declara al zar que el pueblo ruso le ha condenado a muerte, el zar alcanza a balbucear: -" que?"- y le dispara casi a quemarropa. El zar cae instantáneamente muerto, la zarina se alcanza a incorporar haciendo la señal de la cruz y gritando, es muerta de un disparo en plena boca por Yurovski[4] y seguidamente los fusileros realizan una descarga cerrada al resto de la familia. Las hijas, que llevaban corsés apretados y además en su interior estaban cargados con joyas, no mueren inmediatamente y son rematadas a la bayoneta. Anastasia, murió rematada a bayonetazos realizados por Ermakov. El zar murió con 50 años recién cumplidos.
El zarevich sobrevivió a la primera descarga y fue muerto por Yurovski en el remate de moribundos disparádole dos veces a la altura del oído. Una de las sirvientas que no recibió la primera descarga es perseguida dentro de la habitación y rematada a bayonetazos, e incluso la mascota es muerta de un disparo.
Posteriormente los cuerpos son llevados en camiones y depositados en una mina abandonada.
Al día siguiente, Yurovski, temiendo que el rumor sobre el fusilamiento indujera a recuperar los cuerpos, ordenó su traslado y destrucción de los cadáveres por fuego y ácido y arrojarlos a piques de otras excavaciones, ubicadas 12 km fuera de la ciudad, en la mina que se llama "los cuatro hermanos".
Relato de uno de los ejecutores
Para la ejecución se seleccionaron doce hombres con revólveres. Dos de ellos se negaron a disparar contra las mujeres. Cuando llegó el vehículo, todos dormían. Al despertarlos se les explicó que debido a la intranquilidad existente en la ciudad, era necesario trasladarlos del piso superior al inferior. Demoraron media hora en vestirse. Abajo habíamos vaciado una pieza que tenía un tabique de madera estucado, para evitar el rebote. La guardia se encontraba en disposición combativa en el cuarto vecino. Los Romanov no sospechaban nada. El comandante fue a buscarlos en persona y los condujo hacia la pieza. Nicolás llevaba en brazos a Alexis, los demás llevaban almohadillas y otras cosas pequeñas. Al entrar en la habitación vacía, Alejandra Fiódorovna preguntó: "Cómo, ¿no hay ninguna silla? ¿Ni siquiera podemos sentarnos?" (Según el relato de Yurovski, se trajeron dos) Nicolás puso en una a Alexis y en la otra se sentó Alejandra Fiódorovna. A los demás se les ordenó formar una fila. Hecho esto, llamaron al comandante. Cuando este entró, dijo a los Romanov que, como sus parientes en Europa continuaban la ofensiva contra la Rusia soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales había decretado fusilarlos. Nicolás se volvió de espaldas, de cara a su familia, y luego, como recobrándose, se volvió y preguntó: "¿Qué, qué?". El comandante repitió la explicación y ordenó al comando que se preparara. Cada uno sabía de antemano contra quién iba a disparar. La orden era apuntar al corazón para evitar el derramamiento de mucha sangre y terminar más rápido. Nicolás no dijo una sola palabra más, de nuevo se volvió cara a su familia, otros lanzaron exclamaciones incoherentes. Luego comenzaron los disparos, que duraron dos o tres minutos. Nicolás fue muerto por el mismo comandante a quemarropa. Luego murieron Alejandra Fiódorovna y su séquito. En total fueron fusiladas doce personas: Nicolás, Alejandra Fiódorovna, su hijo Alexis, sus cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia - el doctor Botkin, el criado Trupp, el cocinero Tijomírov, el perro de la familia, otro cocinero y una camarera cuyos nombres el comandante no recuerda.[cita requerida] (En realidad la camarera Anna Demídova).
Comunicado oficial del Soviet de los Urales.
“Decisión del Presídium del Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales:
En vista del hecho de que bandas checoslovacas amenazan la capital roja de los Urales, Ekaterimburgo, que el verdugo coronado podía escapar al tribunal del pueblo (un complot de la Guardia Blanca para llevarse a toda la familia imperial acaba de ser descubierto) el Presídium del Comité Divisional, cumpliendo con la voluntad del pueblo, ha decidido que el ex zar Nicolás Romanov, culpable ante el pueblo de innumerables crímenes sangrientos, sea fusilado.
La decisión del Presídium del Comité Divisional se llevó a cabo en la noche entre el 16 y 17 de julio."
Endoso del Soviet Central.
"Decisión del Presídium del Comité Central Ejecutivo de Todas las Rusias del 18 de julio.
El Comité Central Ejecutivo de los Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, en la persona de su presidente, aprueba la acción del Presídium del Consejo de los Urales.
El presidente del Comité Central Ejecutivo,
Sverdlov."
Con su asesinato (ningún juez o jurado le condenó a muerte, ni ordenó su ejecución) por el movimiento revolucionario de los bolcheviques, durante la Segunda Revolución rusa se extinguió la dinastía Romanov. Está enterrado desde 1997 en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo junto con el resto de la familia imperial y de los demás zares rusos.
En 2007 se anunció el descubrimiento de los cuerpos de María y Alexis,[5] que, tras realizarles las pruebas de ADN, serán enterrados junto a sus padres y hermanas.
Juventud
El futuro emperador Nicolás II fue educado en los rígidos cánones de la corte rusa y en un marcado aislamiento de la agitada y convulsionada situación interna del imperio. Su infancia transcurrió en el reinado de su abuelo Alejandro II y tras su asesinato, su padre subió al trono y él se convirtió en heredero. Su tutor oficial fue Konstantín Pobedonóstsev, gracias al cual Nicolás aprendió las convicciones autocráticas de su padre Alejandro III y la doctrina del origen divino del poder del zar. Fue educado como un aristócrata, obteniendo una gran cultura y una esmerada educación y gracias a los viajes a Inglaterra, Japón y la India efectuados durante su juventud y a su parentesco con la realeza británica, hablaba con soltura inglés, francés —a la sazón la lengua preferida entre la belle societé rusa— y alemán. Un hecho destacable era el notable parecido físico que guardaba con el futuro rey Jorge V de Inglaterra. Muchas veces ambos bromeaban cambiándose sus vestimentas para imitar sus roles respectivos. Hombre atractivo, tuvo algunos amores de juventud como la bailarina Mathilde Kschessinska, pero se quedó prendado de una de las nietas de la reina Victoria I, la princesa Alix de Hesse-Darmstadt, a la que llamaba Sunny y estableció con ella una relación muy romántica y duradera.
Ascenso al trono
En 1894, y tras complicaciones derivadas de una nefritis, falleció su padre, Alejandro III. El 1 de noviembre y pasado el período de luto protocolario, Nicolás fue coronado como sucesor y adoptó el nombre de Nicolás II. De acuerdo con sus propias palabras, carecía de formación política, y lo ignoraba todo acerca del gobierno del imperio, explicando su ingenuidad al ser coronado zar en noviembre de 1894. Incluso su propio padre dudaba de su habilidad para administrar y mantener un territorio de 23 millones de km².La influencia de sus tíos paternos, en especial Sergei Aleksandrovich Romanov, Gran Almirante de la Armada, tendría en ello un asidero, y las intrigas cortesanas pesarían grandemente en la acción del nuevo zar, pues de hecho tuvo que soportar al principio manipulaciones de sus propios tíos.
Poco después de su coronación, el 26 del mismo mes, contrajo nupcias con Alix de Hesse, quien había tomado el nombre de Alejandra Fiódorovna al convertirse a la ortodoxia.
Como la relación entre Nicolás y Alix era un verdadero ideal de amor y devoción mutuos, fue la Emperatriz quien aconsejó a Nicolás desde los primeros momentos, que tomara las riendas firmes del poder y fortaleciera su carácter bondadoso y caballeresco del que se aprovechaban a menudo sus parientes.
De ella tendría cuatro hijas todas seguidas casi de año en año y al final, el tan anhelado heredero, un hijo varón.
Política internacional
A instancias de sus consejeros y, sobre todo, manipulado por su primo el emperador alemán, Nicolás se esforzó por extender su influencia en Asia, rivalizando en esta carrera con las potencias occidentales imperialista; ordenó la intervención de Rusia en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, intervino en el establecimiento de la base de Port Arthur en 1898, la ocupación de Manchuria en 1900, y convino con los británicos el reparto de Persia en esferas separadas de influencia en 1907. Asimismo, fue uno de los principales promotores del desarme, reflejados en su papel como iniciador de las Conferencias de la Haya de 1899 y 1907.Los intentos por ejercer una influencia determinante en Europa Oriental y los Balcanes como cabeza de un movimiento paneslavista, dieron lugar a múltiples conflictos y tensiones internacionales, en virtud del alineamiento ruso con Serbia frente a los intereses del Imperio austrohúngaro; pero, tras sufrir una primera derrota diplomática en la crisis de Bosnia (1908), las Guerras Balcánicas de 1912 y 1913 acabaron definitivamente con el control ruso sobre la península balcánica.
Estableció excelentes relaciones con Francia, su más leal aliado, y con Alemania, gracias a su estrecho parentesco con el emperador Guillermo II; este último fue largamente su consejero de mayor confianza en materia internacional, aunque muy manipulador, resultaba evidente para cualquier operador político más sagaz que el zar, que sus consejos estaban orientados a emplear la influencia rusa para controlar los intereses de otras potencias, muchas veces en beneficio directo de Alemania y socavar la alianza entre Francia y Rusia. A la larga, la influencia nefasta de Guillermo II iba a ser la ruina para Nicolás II.
La influencia germana
En efecto, los consejos de Guillermo II de ir a la guerra con Japón con nefastos resultados; la oposición durante la Gran Guerra desencadenando graves conflictos internos en el régimen de Nicolás II; el permitir el ingreso de elementos revolucionarios desde sus fronteras al interior de Rusia con propósitos de desestabilización; y cuando la familia Romanov estuvo prisionera, el auspiciar sus intenciones de reinstalar el régimen zarista; más la suma de otros factores internos fueron la ruina y la completa destrucción del zarismo.Autocracia y procesos revolucionarios
En política interior, Nicolás siguió la línea autocrática de sus antecesores, aunque suavizándola un poco, pero más bien al margen de su intervención directa, su país tuvo un proceso de industrialización acelerada que permitió a Rusia entrar en la era moderna, pero que también hizo surgir importantes núcleos obreros en forma de sindicatos. La actividad revolucionaria clandestina, las cuales cobraron ímpetu bajo su abuelo y su padre, seguían acelerándose durante su régimen, culminando con las Revoluciones de 1905 y la de 1917.La iniciativa del movimiento liberal presentada al nuevo zar, de establecer una constitución que fijase las normas del ejercicio del poder se encontró, sin embargo, con un rotundo rechazo monárquico; siguiendo el consejo de Pobiedonostev, Nicolás se mostró severo con lo que calificó de "insensatos sueños de participación en asuntos de administración interna". Su rigidez alienó a sectores no particularmente comprometidos con una ideología afín a la revolución, y fue causa de que muchos se mostrasen descontentos.
Uno de estos descontentos se llamaba Lenin, un abogado que provenía de la región de Simbirsk, cuyo hermano, Aleksandr Uliánov fue ejecutado por un intento de asesinato del zar Alejandro III en 1887.
Vladímir Ilich Uliánov, más tarde Lenin, realizó actividades subversivas en San Petersburgo, fue detenido, apresado y exiliado a Siberia. Una vez liberado, se trasladó a Ginebra y Londres para fundar las bases del movimiento comunista.
El alimento para las corrientes revolucionarias como las que encabezarían Lenin, Trotski y otros, eran la carencia de una política social más solidaria de parte de los gobernantes, lo que permitió que se agravaran los grandes problemas históricos del régimen zarista: la pobreza del campesinado, la muy desigual distribución de la tierra y el inexistente acceso a los cargos públicos. Esto iba a ser el caldo de cultivo en los sindicatos de las industrias para los grupos revolucionarios que ya estaban en gestación.
Guerra con Japón
En 1905, intentando contener el avance japonés en Manchuria, que amenazaba los puertos rusos orientales, y por constante recomendación de Guillermo II de Alemania, Nicolás II declaró la guerra al Japón. Nicolás II pensó que obteniendo una fácil victoria sobre Japón no solo lograría estabilizar la situación interna si no que lograría una mayor preponderancia internacional con el prestigio de la vida.Mal informado estratégica y conceptualmente de la situación militar y naval del Japón, no aquilató su propia situación en el frente oriental recién abierto, en especial a la incompetencia e inoperancia absoluta de los almirantes rusos que comandaban Port Arthur y Vladivostok.
Sin declaración de guerra alguna, los japoneses asediaron y bloquearon Port Arthur y Vladivostok, propinando una severa derrota a la flota rusa, parte de la cual quedó semihundida y encerrada en el puerto. Las pérdidas en unidades navales superaron el 70%.
El emperador entonces, en un desesperado esfuerzo, movilizó a la flota del Báltico, con buques de guerra (costeros) inadecuados para alta mar, en un gran periplo único en la historia, que la llevó a dar la vuelta a Europa y África, sosteniendo graves conflictos diplomáticos con Inglaterra (incidente de Dogger Bank). Su aliada Francia también le dio la espalda en el transcurso del accidentado viaje y sólo fue abastecido por Alemania, para después de casi año y medio de navegación llegar al estrecho de Tsushima, donde fue rápidamente derrotada por las fuerzas navales japonesas al mando de Heihachiro Togo
El Domingo sangriento
Después de las derrota de Tsushima, Nicolás II aceptó la mediación de EE.UU. para finalizar el conflicto. Para ello mandó a llamar a un ex-ministro de su padre, Sergéi Witte, quien fue enviado a América del Norte para negociar la paz con Japón. Tal fue el manejo mediático de Witte que logró sacar ventajas aparentes de las paces que Japón deseaba imponer a Rusia y regresó convertido prácticamente en una especie de héroe. Después de dar su informe a Nicolás II, éste lo nombró Conde.Sin embargo, un hecho grave iba a hacer virar las tornas del destino a la dinastía Romanov: Un cura llamado Georgi Gapón logró convocar a una masa descontenta de obreros y otras fuerzas vivas integrantes del pueblo, que organizaron una marcha informal para ir a entregar una serie de peticiones anti-autocráticas al zar, que se encontraba en San Petersburgo (Palacio de Tsárskoye Seló) el domingo 22 de enero de 1905 .
Cuando la muchedumbre llegó a las inmediaciones del Palacio de Invierno a eso de las 14 horas, se encontró con que el palacio estaba resguardado por tropas de cosacos, quienes habían sido convocados por el ministro del interior, el príncipe Sviatpolsk Mirski. Cuando llegaron a unos 100 m de la entrada, los soldados dispararon a matar a la masa y, además, atacaron con una carga de caballería cosaca, produciendo una cifra estimada de 92 muertos. Este hecho tuvo repercusiones insospechadas, ya que alimentó las chispas primigenias de la revolución que los mencheviques y bolcheviques deseaban que estallara, como en efecto más adelante sucedió.
Además, era el momento para que el zar tomara una acción decisiva: o apagaba la revolución imponiendo la dictadura, o accedía a las peticiones de los revolucionarios. Witte tuvo un papel gravitante y decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Mirski fue destituido y, en su lugar, se nombró a Sergei Witte como ministro de interior en calidad interina. A la larga, este cambio atraería la ruina para la estabilidad del régimen de Nicolás II.
En ese año de 1905 hubo además atentados. En uno de ellos pereció un tío de Nicolás II, el gran duque Sergio Romanov, esposo de Ella (Isabel Fiódorovna), la hermana de la Emperatriz, y además se sublevaron los marinos en los puertos, como el caso del acorazado Patiómkin. Una gran huelga paralizó la industria y los revolucionarios, dirigidos por Trotski, Lenin y otros agitadores marxistas, alimentaban la llama de la revolución. La situación no podía ser más compleja para la estabilidad y continuidad del régimen zarista.
Las Dumas y apogeo del régimen zarista
Witte le dijo a Nicolás II que había dos caminos: o bien suprimir por la fuerza a la chispa revolucionaria implantando la dictadura, o bien, promulgar una Constitución cediendo derechos civiles a la plebe, por lo que transformaba el régimen autocrático en un régimen semiconstitucional. Pese a que Nicolás II se inclinó por la dictadura militar, no tuvo el apoyo del comandante del ejército y su tío, el gran duque Nicolás Nikolayevich y no atreviéndose a destituirle, optó por seguir el camino constitucional elaborado por Witte. Cabe destacar que Witte llegó a ser uno de sus principales detractores.Ante la amenaza de un alzamiento, el zar, mal aconsejado por su ministro Sergéi Witte firmó la propuesta y anunció en 1905 varios cambios institucionales dirigidos a disminuir el tinte absolutista de la monarquía; el más importante de estos fue la convocatoria de una Duma o Parlamento, con potestades legislativas limitadas, junto con la promulgación en abril de 1906 de unas leyes fundamentales que dieron un carácter semiconstitucional a la monarquía. Sin embargo, para desesperanza del Nicolás II, lejos de enfriarse la candente situación política, esta se agudizó dejando al régimen zarista con una precaria estabilidad y a Witte empezó a escapársele el asunto de las manos.
Sin embargo, al percibir que los integrantes de la Duma planeaban poner coto al carácter autocrático del gobierno, fue disuelta y sustituida por otra más representativa de los intereses monárquicos; Nicolás exigió además la dimisión de su primer ministro, Sergéi Witte. Cuando el sucesor de Witte, Piotr Stolypin, disolvió poco después la segunda Duma, modificando las leyes electorales para asegurarse una composición leal a los intereses zaristas, dejó al descubierto la continuidad del sistema autocrático. Este mal manejo de la situación hizo estallar la segunda rebelión bolchevique.
Para disolver la Duma, el zar llamó en 1906 al cargo de ministro de interior a quien sería uno de los hombres más ejecutivos, leales y efectivos que tuvo, Piotr Stolypin, quien tomaría el cargo con gran determinación, partiendo con una fuerte represión contra las huestes revolucionarias en forma tan efectiva (600 ajusticiados) que Lenin mismo vio peligrar la revolución marxista que tanto anhelaba, llevando respiro a la monarquía. No sólo en este plano se destacó Stolypin, sino que llevó a cabo una gran reforma agraria que, sumado a un período de inviernos benignos, dio calma a la plebe en años de buenas cosechas, favoreciendo la gestión y la imagen del zarismo. Stolypin también disolvió la segunda Duma de 1907.
Tras instaurar una tercera Duma en 1909, que favorecía a la autocracia en forma velada y con representantes más moderados, Rusia pudo acceder al tricentenario de la llegada al poder de los Romanov con buen pie. En 1911, Stolypin quiso deshacerse de la influencia nefasta de Rasputín, desterrándolo y cayendo en desgracia ante la Emperatriz. Como ello le provocó una situación tensa ante el zar, Stolypin presentó una renuncia que Nicolás II le denegó.
Estando el zar de visita en Kiev para inaugurar un monumento a su padre, asistió Stolypin junto al zar a una ópera en esa ciudad en septiembre de 1911, y Stolypin fue asesinado por un revolucionario que colaboraba con la policía, ante los ojos del zar, durante el entreacto de dicha función. Le sucederían una seguidilla de personajes como Kokovtsov, Stürmer, Sazónov, Protopopov, todos influenciados por Rasputín.
Primera Guerra Mundial
El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo por parte de nacionalistas serbios (atentado de Sarajevo) puso a Nicolás II en un duro aprieto, puesto que su pacto con los serbios no le permitía acceder a las demandas compensatorias del Imperio austrohúngaro. Un extenso intercambio de correspondencia con el káiser Guillermo intentó evitar una confrontación global, y Nicolás II dio órdenes de movilizar tropas solo en la frontera austríaca; la falta de preparación para un evento semejante lo llevó a cometer el error, el 31 de julio de 1914, de ordenar una movilización general, lo que provocaría la declaración de guerra de Alemania y el inicio de la guerra mundial.El ejército ruso tuvo grandes éxitos iniciales en territorio austríaco y en su momento pudo haber derrotado al Imperio Austrohúngaro pero su avance fue detenido a petición de Francia; sin embargo, el intento inicial de avanzar sobre territorio alemán en dos frentes uno al mando de Remenkamf y el otro al mando de Sazónov condujo a graves derrotas, en las que perdieron la vida más de dos millones de hombres. Para 1915, el ejército ruso estaba en retirada.
Nicolás II, aconsejado por su esposa y ministros, intentó ponerse personalmente al frente de las acciones, relevando a su tío, el gran duque Nicolás Nikolayevich, al mando de las tropas; fue este un error más, si cabe más grave que la misma declaración de guerra, pues supuso dejar la regencia en manos de su esposa, a quien el pueblo detestaba tanto por su origen alemán como por su estrecha relación con Rasputin
En efecto, la imagen que tenía el pueblo ruso de la zarina era que esta despreciaba hondamente a su gente, además de su origen alemán y su carácter muy reservado, que la hacían aparecer como una mujer soberbia y lejana; la influencia de Rasputin en sus decisiones políticas proporcionarían la chispa de la segunda revolución.
Un detalle importante que explicaría la súbita sustitución del gran duque Nicolás Nikolayevich, es que este aborrecía a muerte a Rasputin, el monje astutamente aconsejó en forma insistente a la Emperatriz que se le sacara del camino, puesto que sectores de la plebe le llamaban Nicolás III, en alusión a su probable entronización.
Abdicación y prisión
Después del asesinato de Rasputin, el gobierno monárquico empezó a desintegrarse con abismal rapidez a partir de enero de 1917, las situación interna acicateada por el curso desfavorable de la guerra con Alemania y las instigaciones revolucionarias, sumadas a las intervenciones políticas de la Emperatriz hicieron que la cuarta Duma cediera a la presión de los revolucionarios y se formará un gobierno provisional, liderado por Kérenski, un revolucionario de estilo moderado.La decisión de formar el gobierno provisional tuvo aceptación en todos los estamentos sociales y militares, incluido el estado mayor de Nicolás II, quien se vio encajonado con la situación política grave que se imponía en Petrogrado. Por un instante, se redactó la abdicación en favor de su hijo Alexis; pero dada la condición de salud e inmadurez del heredero, cambió de parecer.
Nicolás II, incapaz de controlar la situación, abdicó sus derechos y los de su hijo, el 20 de marzo de 1917, en favor de su hermano Miguel IV de Rusia; el gran duque Miguel rechazaría el ofrecimiento dos días después, dando así fin a la dinastía Romanov y el comienzo de la era de los Sóviets.
Nicolás II se dejó detener sin ofrecer resistencia a su regreso del desmoronado frente. Tuvo la suerte de no ser encerrado en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo de Sant Petersburgo y fue confinado junto con su esposa e hijos en el palacio Tsárskoye Seló, en las afueras de San Petersburgo, reteniendo algunos privilegios domésticos.
Aleksandr Kérenski no era enemigo consumado del zar, más bien objetivo y racional pudo acceder a la verdadera naturaleza de las personalidades depuestas llegando a reconocer que muchas de las acusaciones y felonías eran más bien mitos y falsedades populares e incluso llegó a apreciarle en esta etapa, e intentó buscar su salida al extranjero, pero el nuevo gobierno de los Sóviets de Petrogrado prohibió su exilio; además se sumó el infausto hecho que tanto Inglaterra, Alemania y su aliada Francia ignoraron los requerimientos de exilio.
En agosto de 1917, temiendo un intento de asesinato, Kérenski exilió a los Romanov a Tobolsk, en Siberia. Antes de partir Kérenski previno a Nicolás II: "Los sóviets desean mi cabeza, después vendrán por usted y su familia".
En Tobolsk, la familia del zar gozó de una relativa libertad de movimientos ya que el sector era pro-monárquico, incluso hubo oportunidades de realizar una fuga o ser rescatados ya que la guardia no era numerosa e incluso algunos soldados llegaron a entablar alguna relación amistosa con los prisioneros.
El primer ministro británico Lloyd George, a quien se había solicitado asilo, declinó la propuesta, así como los franceses, no deseando agravar la ya compleja situación política de Europa. Esto sellaría finalmente el fatídico destino de los Romanov.
Asesinato y desaparición del zar y su familia
Lenin y sus seguidores ingresaron al territorio ruso mediante la ayuda de Alemania quien les dio amplias facilidades para hacerlo, de este modo, Alemania juzgaba con justa razón que Lenin provocaría el derrocamiento del débil gobierno provisional y la rendición de las fuerzas rusas para de este modo enfocar sus fuerzas en occidente, cosa que ocurrió con el Tratado de Brest-Litovsk, y poner en fuga a Kérenski.Al triunfar la Segunda Revolución rusa en octubre de 1917, en la que los bolcheviques —liderados por Lenin— derrocaron al gobierno de Kérenski, el Soviet Central a cargo de Yákov Sverdlov, un personaje perteneciente al círculo íntimo de Lenin, y quien estaba a cargo administrativamente del destino del zar, ordenó primero el traslado a Moscú del emperador depuesto; pero luego se instruyó el traslado de la familia imperial a Ekaterimburgo, que se hallaba bajo control del Soviet de los Urales con apoyo del Ejército Rojo.
El gobierno alemán había propuesto al Soviet que el emperador refrendara el tratado de paz, pero como segunda intención oculta era negociar la libertad de Nicolás II para posteriormente poder reimplantar el régimen monárquico ya que Alemania se había dado cuenta que la revolución socialista mundial proclamada por Lenin pronto llegaría a las masas populares alemanas. Por esa razón se le había intentado enviar a Moscú en un primer momento. El Soviet, al tanto de estas maniobras y temeroso de lo que implicaba la intención, tomó las providencias para que jamás se volviera a instalar el zarismo en Rusia.
El 4 de julio de 1918, ante el avance de la Legión Checoslovaca hacia la ciudad, se temió que estas tropas liberasen a la familia e intentasen restaurar el régimen del zar. Filipp Isaevich Goloshchekin, quien presidía el Soviet de los Urales, se apersonó apresuradamente en Moscú con Sverdlov y planteó el asesinato y encubrimiento ante este último; Sverdlov consultó a la alta cúpula del Soviet Central y la orden fue dada.[2]
Un escuadrón de la policía Cheka al mando de Yákov Yurovski relevó a la guardia de la casa, y el 16 de julio recibió la orden del Soviet de los Urales de fusilar a toda la familia.
La planificación misma del magnicidio in situ fue hecha por Yurovski, quien se reservó el derecho de disparar primero sobre el "verdugo coronado" como se le llamaba a Nicolás II; aparte de Yurovski, la camarilla la componían, Piotr Ermakov y Gregoy Nikulin, todos miembros y asesinos probados de la Cheka.
Un subordinado de Goloshchekin, Piotr Ermakov quien tenía el control del campesinado del Ural, tenía la función de eliminar toda evidencia del asesinato no pudo conseguirse los dos camiones de transporte requeridos hasta el día siguiente. Ermakov además de participar en el pelotón, haría encender los motores de ambos vehículos para ahogar el ruido de los disparos.
El escuadrón estaba compuesto por doce hombres, siete de los cuales eran ex-combatientes húngaros, a cada uno de ellos se les asignó una víctima; dos de ellos se negaron a disparar sobre mujeres y al menos uno de ellos fue deshechado y reemplazado por Ermakov. Los miembros del escuadrón eran Gregori Nikulin, asistente de Yurovsky, Piotr Ermakov asistente de Goloshchekin, Piotr Medveyed, S. Vaganov, Andreas Vergasi, Laszlo Horvath, Víctor Griinfeldt, Imre Nagy, Emile Fekete, Anselm Fischer e Isidor Edelstein.[3]
En la medianoche del 17 de julio el zar junto a los integrantes de la familia fueron llevados al sótano de la Casa Ipátiev donde fueron fusilados, junto a algunos sirvientes cercanos, un médico leal e incluso el perro del niño. El pretexto era que se les iba a tomar una fotografía antes de partir; o se les iba a trasladar.
Nicolás II colocó al heredero en sus rodillas mientras tomaba asiento junto a la zarina, las hijas se sentaron atrás y los sirvientes y el médico a los costados, de pie. Pasaron unos instantes y repentinamente entró Yákov Yurovski con revólver en mano y 17 soldados armados con fusiles a la bayoneta.
Cuando Yákov Yurovski levanta el revólver y declara al zar que el pueblo ruso le ha condenado a muerte, el zar alcanza a balbucear: -" que?"- y le dispara casi a quemarropa. El zar cae instantáneamente muerto, la zarina se alcanza a incorporar haciendo la señal de la cruz y gritando, es muerta de un disparo en plena boca por Yurovski[4] y seguidamente los fusileros realizan una descarga cerrada al resto de la familia. Las hijas, que llevaban corsés apretados y además en su interior estaban cargados con joyas, no mueren inmediatamente y son rematadas a la bayoneta. Anastasia, murió rematada a bayonetazos realizados por Ermakov. El zar murió con 50 años recién cumplidos.
El zarevich sobrevivió a la primera descarga y fue muerto por Yurovski en el remate de moribundos disparádole dos veces a la altura del oído. Una de las sirvientas que no recibió la primera descarga es perseguida dentro de la habitación y rematada a bayonetazos, e incluso la mascota es muerta de un disparo.
Posteriormente los cuerpos son llevados en camiones y depositados en una mina abandonada.
Al día siguiente, Yurovski, temiendo que el rumor sobre el fusilamiento indujera a recuperar los cuerpos, ordenó su traslado y destrucción de los cadáveres por fuego y ácido y arrojarlos a piques de otras excavaciones, ubicadas 12 km fuera de la ciudad, en la mina que se llama "los cuatro hermanos".
Relato de uno de los ejecutores
Para la ejecución se seleccionaron doce hombres con revólveres. Dos de ellos se negaron a disparar contra las mujeres. Cuando llegó el vehículo, todos dormían. Al despertarlos se les explicó que debido a la intranquilidad existente en la ciudad, era necesario trasladarlos del piso superior al inferior. Demoraron media hora en vestirse. Abajo habíamos vaciado una pieza que tenía un tabique de madera estucado, para evitar el rebote. La guardia se encontraba en disposición combativa en el cuarto vecino. Los Romanov no sospechaban nada. El comandante fue a buscarlos en persona y los condujo hacia la pieza. Nicolás llevaba en brazos a Alexis, los demás llevaban almohadillas y otras cosas pequeñas. Al entrar en la habitación vacía, Alejandra Fiódorovna preguntó: "Cómo, ¿no hay ninguna silla? ¿Ni siquiera podemos sentarnos?" (Según el relato de Yurovski, se trajeron dos) Nicolás puso en una a Alexis y en la otra se sentó Alejandra Fiódorovna. A los demás se les ordenó formar una fila. Hecho esto, llamaron al comandante. Cuando este entró, dijo a los Romanov que, como sus parientes en Europa continuaban la ofensiva contra la Rusia soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales había decretado fusilarlos. Nicolás se volvió de espaldas, de cara a su familia, y luego, como recobrándose, se volvió y preguntó: "¿Qué, qué?". El comandante repitió la explicación y ordenó al comando que se preparara. Cada uno sabía de antemano contra quién iba a disparar. La orden era apuntar al corazón para evitar el derramamiento de mucha sangre y terminar más rápido. Nicolás no dijo una sola palabra más, de nuevo se volvió cara a su familia, otros lanzaron exclamaciones incoherentes. Luego comenzaron los disparos, que duraron dos o tres minutos. Nicolás fue muerto por el mismo comandante a quemarropa. Luego murieron Alejandra Fiódorovna y su séquito. En total fueron fusiladas doce personas: Nicolás, Alejandra Fiódorovna, su hijo Alexis, sus cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia - el doctor Botkin, el criado Trupp, el cocinero Tijomírov, el perro de la familia, otro cocinero y una camarera cuyos nombres el comandante no recuerda.[cita requerida] (En realidad la camarera Anna Demídova).
Comunicado oficial del Soviet de los Urales.
“Decisión del Presídium del Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales:
En vista del hecho de que bandas checoslovacas amenazan la capital roja de los Urales, Ekaterimburgo, que el verdugo coronado podía escapar al tribunal del pueblo (un complot de la Guardia Blanca para llevarse a toda la familia imperial acaba de ser descubierto) el Presídium del Comité Divisional, cumpliendo con la voluntad del pueblo, ha decidido que el ex zar Nicolás Romanov, culpable ante el pueblo de innumerables crímenes sangrientos, sea fusilado.
La decisión del Presídium del Comité Divisional se llevó a cabo en la noche entre el 16 y 17 de julio."
Endoso del Soviet Central.
"Decisión del Presídium del Comité Central Ejecutivo de Todas las Rusias del 18 de julio.
El Comité Central Ejecutivo de los Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, en la persona de su presidente, aprueba la acción del Presídium del Consejo de los Urales.
El presidente del Comité Central Ejecutivo,
Sverdlov."
El hallazgo de los cuerpos
En 1979, los historiadores Aleksandr Avdonin y Geli Riábov hallaron la posible tumba de la familia imperial en el bosque de Koptiakí. Temiendo informar del descubrimiento, no lo hicieron público hasta años después. El 12 de abril de 1989 los periódicos informaban del hallazgo. La tumba no fue abierta hasta 1991 por las autoridades soviéticas, hallando en su interior nueve cuerpos. Mediante el examen de los esqueletos, los científicos soviéticos concluyeron que faltaban los cuerpos de Alexis y la Gran Duquesa María. Las identificaciones de los esqueletos fueron confirmadas posteriormente mediante análisis de ADN.Con su asesinato (ningún juez o jurado le condenó a muerte, ni ordenó su ejecución) por el movimiento revolucionario de los bolcheviques, durante la Segunda Revolución rusa se extinguió la dinastía Romanov. Está enterrado desde 1997 en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo junto con el resto de la familia imperial y de los demás zares rusos.
En 2007 se anunció el descubrimiento de los cuerpos de María y Alexis,[5] que, tras realizarles las pruebas de ADN, serán enterrados junto a sus padres y hermanas.
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